Esta novela de Pauline Clarke a menudo es clasificada como una aventura curiosa con ligeros toques fantásticos. En la narración se entretejen hechos del pasado con el presente. El protagonista es Max, un niño de ocho que se afinca con su familia, los Morley, en una casa inglesa. En el desván de su nuevo hogar descubre a doce soldados que cobran vida. Es como si fueran doce personas en miniatura. Los soldados están obsesionados en regresar a su hogar original, la casa de sus propietarios originales (los Brontë) situada en otro pueblo inglés. Otra amenaza que aparece para los doces es el interés que un profesor estadounidense muestra en ellos, y por los que ofrece un precio elevado. Max y su hermana se enfrentarán a su hermano mayor para no vender a los soldados, mientras que éstos emprenderán una aventura campo a través para regresar a donde vivían con los Brontë. Aunque viven situaciones muy peligrosas, en todo momento son protegidos por los espíritus de sus dueños originales, a quien se les conoce como “los genios”. “Los doce y los genios” es una tierna historia sobre el pasado y el presente, y cómo a veces éstos se entrecruzan.
La adaptación de “Sopa de piedras” de Marcia Brown es probablemente una de las más entrañables y recordadas de las múltiples que se han realizado. Se trata de un cuento popular francés que fue versionado ya por los Hermanos Grimm, y que en función del país en el que se representa incluso tiene variaciones. La historia se centra en tres soldados que llegan a una aldea y piden cobijo y comida. Los lugareños, con miedo a ser robados, esconden todo y no les dejan entrar en sus casas. Entonces, los soldados se disponen en la calle a prepararse una sopa de piedras con una olla que tienen. Los aldeanos, intrigados, observan el éxito de esta comida. Los tres soldados empiezan a desplegar su artimaña y embaucan a los habitantes del pueblo, comentando que la sopa estaría mejor con zanahorias, coles, patatas, carne, etc. Así, poco a poco, consiguen un excelente guisó. Finalmente, los pueblerinos, además de haber compartido sus víveres, montan una gran fiesta local en la que todos comen, beben y disfrutan. Incluso llegan a echar de menos a los soldados cuando éstos deben partir al día siguiente. Se trata de una curiosa historia que todo niño debe conocer, y que en esta adaptación está ingeniosamente ilustrada y bien desarrollada.