“Chanticleer y el zorro” es una adaptación de uno de los “Cuentos de Canterbury”. El relato original, titulado “Cuento del capellán de monjas”, es reescrito por la genial Barbara Cooney e ilustrado con la técnica del esgrafiado, dando lugar a una magnífica fábula más adaptada para un público infantil. La historia de Cooney , por la cual ganó la Medalla Caldecott en 1959, deja de lado las intrigas más adultas y la narración al estilo medieval, y cuenta cómo una viuda vive en una granja junto a sus hijas criando animales. Los verdaderos protagonistas, como en otras fábulas, son dichos animales. Concretamente Chanticleer, un gallo al que todos adoran y que conquista a la bonita gallina Pertelote. No obstante, la vanidad de Chanticleer y sus ganas de ser adulado le juegan una mala pasada, pues se deja embaucar por un zorro y éste lo secuestra. El gallo consigue volver a la granja pero lo hace con los pies en el suelo y sabiendo que no debe fiarse de nadie que utilice su punto débil para aprovecharse de él.
La adaptación de “Sopa de piedras” de Marcia Brown es probablemente una de las más entrañables y recordadas de las múltiples que se han realizado. Se trata de un cuento popular francés que fue versionado ya por los Hermanos Grimm, y que en función del país en el que se representa incluso tiene variaciones. La historia se centra en tres soldados que llegan a una aldea y piden cobijo y comida. Los lugareños, con miedo a ser robados, esconden todo y no les dejan entrar en sus casas. Entonces, los soldados se disponen en la calle a prepararse una sopa de piedras con una olla que tienen. Los aldeanos, intrigados, observan el éxito de esta comida. Los tres soldados empiezan a desplegar su artimaña y embaucan a los habitantes del pueblo, comentando que la sopa estaría mejor con zanahorias, coles, patatas, carne, etc. Así, poco a poco, consiguen un excelente guisó. Finalmente, los pueblerinos, además de haber compartido sus víveres, montan una gran fiesta local en la que todos comen, beben y disfrutan. Incluso llegan a echar de menos a los soldados cuando éstos deben partir al día siguiente. Se trata de una curiosa historia que todo niño debe conocer, y que en esta adaptación está ingeniosamente ilustrada y bien desarrollada.