Patricia Polacco se lanzó con una enternecedora historia, prácticamente autobiográfica, que cuenta el devenir de una familia a lo largo de todo un siglo. Y para ello se vale de un objeto de tremendo valor sentimental, leitmotiv con el que muchos lectores pueden sentirse identificados. Para Polacco, dicha “joya” familiar es una colcha, la cual da título a la obra. La colcha fue confeccionada por la tatarabuela de la autora tras inmigrar a Estados Unidos, y desde entonces protagonizó los instantes más relevantes de esta familia judía de origen ruso. Los recién nacidos eran arropados con ella, presidió estancias como dosel, acompañó celebraciones como mantel y, sobre todo, sirvió para calentar en los momentos más fríos. La autora siempre ha demostrado que esta manta tan especial, protagonista absoluta de “La colcha de los recuerdos”, todavía es usada, y las generaciones que están por venir… Un conmovedor cuento de familia aderezado además con las ilustraciones al carbón de la propia Polacco.
Uno de los poetas más celebrados de siempre en Jamaica es James Berry. Este autor, conocido por sus versos, representa a la perfección la cultura de su país. En “Anancy Spiderman” Berry hizo una incursión en la literatura infantil pero sin perder de vista esa labor como altavoz del folclore jamaicano. Y es que el libro es una compilación de tradiciones orales que el propio autor recordaba de su infancia. Su magnífico estilo transmite la frescura del relato contado a viva voz, y además respeta los datos originales. Anancy es una araña persuasiva que, junto a sus enemigos, protagoniza historietas de estos seres a veces retratados como malévolos. Desde luego que son un tipo de fábula nada al uso que dejan en el lector una sensación de realismo y misterio sin parangón. El texto contiene referencias históricas, geográficas, culinarias y del estilo de vida de los jamaicanos; y está aderezado con estribillos y partes más musicales. Y por él desfilan criaturas variopintas como monos, tigres, brujas y chamanes, guiño a su vez a la influencia de África a la hora de moldear la cultura de Jamaica. Cultura que para esta isla del Caribe nunca estuvo mejor representada que con James Berry.
Euclides Jaramillo es considerado toda una institución en Colombia. Sus investigaciones, sus escritos sobre la historia de su país y sus aportaciones literararias son patrimonio. Incluso sus incursiones en los cuentos para niños tienen un componente patrimonial. Los “Cuentos del pícaro Tío Conejo” son una antología de historietas derivadas de la tradición oral de Colombia. Relatos con ciertos dejes de fábula que tienen por protagonista principal a un conejo bromista y socarrón. Uno de los cuentos más famosos que contiene son “Tio Conejo y la zorra muerte”, que reúne todos los elementos de diversión que hace que esta obra sea cumbre en la literatura infantil colombiana. En definitiva, una lectura imprescindible para acercarse a la cultura de América Latina y su folclore oral, ese que llega de abuelos a padres, y de padres a niños, y asegura la prevalencia de una tradición propia.
No es difícil adivinar dónde transcurre y de qué puede tratar esta novela con tan sólo leer su título. Ciro Alegría fue uno de los mejores escritores indigenistas de Perú y el que mejor y con más éxito se aproximó a la literatura infantil. En “Las aventuras de Machu Picchu” narra el devenir de un pastorcillo que ha vivido siempre en las tierras más vírgenes y mejor conservadas de Perú. La sencillez es una de las máximas en el estilo de vida que profesa la gente de esta región, evocación de la provincia de Huamachuco, donde creció el autor. Las costumbres, parcialmente heredadas de los incas, están profundamente arraigadas y transportan al lector a una vida tranquila y en armonía con el pasado y con la naturaleza. Las descripciones de Ciro Alegría son precisas pero no recargadas, y se permite el lujo de introducir otras historias del folclore oral dentro de su propia narración. Como podemos imaginar, con “Las aventuras de Machu Picchu” estamos ante uno de los mayores clásicos infantiles de Perú en el siglo XX.
“El collar del somorgujo” es una de las más orgullosas representaciones de la literatura infantil canadiense. Empleando además parte del folclore de Canadá como leitmotiv, William Toye creó una historia excepcional. En ella se funden el mito y la leyenda para transmitir ideales de justicia y amor por la naturaleza, valores muy arraigados en el país norteamericano. El relato se inspira en una tradición de los nativos, quienes decían que el somorgujo, un ave característica de Canadá, podía curar la ceguera. En una ocasión, el somorgujo devolvió la vista a un anciano, y se dice que éste lo recompensó con un collar de conchas. El collar permaneció en su cuerpo y algunas conchas salpicaron por su espalda. De ahí el característico moteo del plumaje del somorgujo y su mancha en forma de collar. Además de la historia, las ilustraciones que lo acompañan, el característico collage de Elizabeth Cleaver, resultan maravillosas. Por si esto no fuera suficiente, “El collar del somorgujo” también es una descripción de los bellos paisajes canadienses, y una invitación a conocer este asombroso país a través de su literatura.
Los amantes de la fantasía y lo sobrenatural encontrarán una joya en “El Nargun y las estrellas”. El Nargun es una criatura perteneciente a la mitología aborigen de Australia. Mitad hombre y mitad piedra, el Nargun entabla un viaje a todos los puntos de Australia, incluso donde no es bienvenido. Realmente este ser mitológico representa a la naturaleza australiana, y se comporta respondiendo a los humanos según como éstos obren. Además del Nargun otros elementos sobrenaturales aparecen en el relato, como Potkoorok, los Turong o los Nyol. La parte humana de la novela la representan Simon Brent y sus primos, quienes temen a todos los elementos fantásticos de los que se habla. Aunque la historia tiene tintes épicos y arcaicos, el sentido del humor de Patricia Wrightson está presente en todo momento de la narración. Ediciones posteriores de la obra fueron ilustradas por Robert Ingpen, quien supo representan el paisaje australiano con toda su mitología de forma elegante y potente.
Italo Calvino fue uno de los autores italianos más reconocidos de la segunda mitad del siglo XX, sobre todo por su extensa actividad. Esta inquietud constante queda de manifiesto en esta antología de cuentos y tradiciones del folclore de Italia. Además de englobarlos todos los relatos bajo un mismo título, Calvino hizo hincapié en mostrar la diversidad regional de su propio país, y sintiéndose orgulloso de que en la diferencia está el respeto. Hay algunas historias en “Cuentos populares italianos” que son versiones desfiguradas de clásicos tan arraigados en toda Europa como “Blancanieves”, “El príncipe y el sapo” y “La Bella durmiente”. Todo adaptado a las costumbres italianas. No falta casi ningún ingrediente en esta recopilación, y se acentúan elementos culturales como el amor por la gastronomía. Se trata de una maravillosa obra para adentrarse en la cultura de Italia a la vez que se aprenden valores universales.
Los cuentos elaborados por Charles Perrault lo sitúan como el pionero en Europa del libro infantil actual. De hecho, se considera el primero que publicó una antología de cuentos propia y sentó las bases de lo que es una historia para niños: debe ser sencilla y corta. Además, fue fiel a las versiones originales, al contrario de lo que posteriormente realizaron los Hermanos Grimm.
Se recogen en estos “Cuentos tradicionales” ocho historietas, entre las que se encuentran las célebres “Cenicienta”, “La bella durmiente”, “El gato con botas” y “Caperucita Roja”. Todos ellos presentan un final feliz, aunque el camino no suele ser tan inocuo (en ocasiones se suceden asesinatos), aspecto que deben considerar los padres.