“El árbol generoso” es la primera obra infantil de Shel Silverstein y desde el primer momento tuvo cierta polémica. Silverstein había escrito previamente novelas para adultos, poemas y había pintado. Lo que algunos critican de este entrañable cuento es que un niño puede pensarse que tiene derecho a pedir todo. No obstante, se trata de una magnífica historia de amor entre una figura paternal y un chico pequeño. El niño acude a menudo al árbol, quien es su mejor amigo, y disfruta subiéndose a sus ramas y deslizándose. El árbol le da todas sus manzanas al niño. No obstante, cuando éste crece, cada vez pide más y más cosas. Y algunas de ellas el árbol no se las puede facilitar directamente pero se sacrifica al máximo con tal de hacer feliz al niño que quiere. Aunque podemos vislumbrar que consentir a un niño no es correcto, también se pueden extraer valores en los que un padre hace todo lo posible por sus hijos. Eso por no hablar de las muestras de generosidad y amabilidad del árbol sin solicitar nada a cambio.
La historia de “Arriba en el árbol” es un genial producto de entretenimiento. Se trata de un libro cuyo objetivo en todo momento es divertir, dejando de lado enfoques emocionales o dramáticos. Los protagonistas del cuento son dos niños que viven en lo alto de un árbol de forma feliz. Dicho jolgorio se ve interrumpido cuando un castor destroza la escalera que tienen para bajar y subir. Cuando creen que no podrán nunca bajar de allí, un pájaro misterioso los ayuda y vuelven a tierra firme. Los dos niños enseguida añoran volver a subir al árbol, y toman la precaución de construirse una escalera con tablones de madera en el mismo tronco. El relato y los dibujos corren a cargo de la canadiense Margaret Atwood. Las ilustraciones sólo están en rojo y azul (y mezclas de ambos) porque la editorial quiso ahorrarse dinero en la impresión. Curiosamente, hoy en día esto es una seña de identidad del libro.
Este cuento del genial Ulf Löfgren se introduce en el mundo del surrealismo para narrar la historia de Edward, un niño que sale a pasear y se encuentra con una misteriosa semilla que planta. Rápidamente brota un árbol, el cual empieza a crecer a un ritmo vertiginoso y a auparse hacia el cielo. El árbol gigante tiene incluso una casa y Edward pasa arriba varios días. Otros acontecimientos dotan de magia a la historia, como el paso repentino de estaciones o eventos extraordinarios en la experiencia de Edward. “El árbol maravilloso” es alabado por su imaginación, pues intenta evocar los sueños de un niño. Además, dada su publicación en 1969, se asoció irremediablemente a la psicodelia. Las ilustraciones y el texto rayan a un altísimo nivel de detalle.