Pocas deben ser las formas que quedan por explotar respecto a las leyendas del Rey Arturo. Una de las más recientes es la de Kevin Crossley-Holland, quien en el año 2000 publicó “Arturo”. Esta vez, la historia se centra en un personaje de igual nombre al célebre héroe legendario, y ficticiamente contemporáneo del mismo. Arthur de Caldicot tiene ansias de convertirse en escudero, pues cree que vivir en Gales en el siglo XIII en su hogar familiar se le queda pequeño. En su vida se interpone también un tal Merlín, amigo de la familia y que lo instruye en los mitos de Arturo. Lo cotidiano es lo que realmente prima en esta novela, aunque el lector tendrá la sensación de estar sumergido en un mundo de aventuras bajo el género de la ficción histórica. El autor, por otro lado, hace buena descripción de las numerosas tensiones de la Edad Media, tanto religiosas como entre jerarquías sociales y luchas por el poder.
Una de las sagas literarias de ficción adolescente más longevas de siempre es “Jennings”, de Anthony Buckeridge. Más de cuarenta años estuvo publicándose, con un total de 25 entregas, y sin varias el escenario de la historia. Los protagonistas, Jenning y Darbishire, acuden al internado Linbury Court Preparatory. En cualquiera de las novelas ambos tienen diez años y los profesores son los mismos. Buckeridge empezó con este tipo de relatos de forma radiofónica para dar el salto posteriormente a los libros. Su razón de mantener inalterada la naturaleza de los personajes, de no hacer avanzar el tiempo, radica en su interés por definirlos bien y convertirlos en un referente de las historias de escuela y travesuras. Y vaya si lo consiguió, pues “Jennings” es todo un clásico del género. No sólo lo prolífico de la obra afianzó la serie, sino que el estilo de Buckeridge, desenfadado y fresco, también se conservó libro tras libro de forma brillante.
Es posible que muchos de nuestros lectores desconozcan a qué historia nos referimos si la llamamos “Los incursores”. Pero si, por otro lado, la llamamos “Los Borrower”, seguro que a más de uno le arrancaremos una sonrisa. Desde su exitosa publicación en 1952 (ganó la Medalla Carnegie), esta peculiar novela de Mary Norton ha acompañado a muchos pequeños lectores. Además, su fama se volvió a catapultar con la adaptación cinematográfica protagonizada por John Goodman. Los incursores son unos diminutos seres, que parecen personas del tamaño de un lápiz, que viven ocultos en los recovecos de las casas. La vida de los incursores gira en torno a evitar ser descubiertos, y a poder sobrevivir con lo que pueden “tomar prestado” de los humanos. El momento en que alguno de ellos es encontrado es inevitable, y la tensión pasa a desplazarse a saber cómo reaccionarán los humanos adultos frente a su presencia. La novela, con mucho ingenio, profundiza en el arraigo familiar, y en el permanecer unidos en los peores momentos, así como en la amistad. De esta forma, uno mismo puede verse reflejado en la forma de vivir de estos entrañables seres, a la sombra de gigantes y con miedo de ser maltratados por otros más poderosos. Hecho que, por suerte, no se da gracias a la buena relación entre los Clock (el apellido de la familia de incursores) y los propietarios de la casa. Un clásico de obligatoria recomendación en las primeras lecturas.
Irlanda es un país que destaca por su hospitalidad, y goza de la simpatía del resto de nacionalidades. Su arraigado y fabuloso folclore, y su respeto por la naturaleza, hacen de Eire un escenario inmejorable para situar una novela adolescente de tintes fantásticos. La autora, Kate Thompson, aunque inglesa de nacimiento, ha residido en Irlanda por mucho tiempo, lugar al que se siente pertenecer. “Camaleones” está protagonizado por Tess, una adolescente dublinesa, que descubre que tiene un poder que comparte con su amigo Kevin: ambos pueden cambiar de forma e identidad. Tess y Kevin son capaces de adoptar múltiples formas, especialmente de animales. Con el consejo de Lizzie, una veterana “camaleón”, los protagonistas emprenden un viaje a las regiones árticas para salvar al mundo de una nueva Era Glacial, destino al que unas malvadas babosas desean llegar. Es en este ambiente extremo donde Tess y Kevin pondrán a prueba sus habilidades camaleónicas para nadar, volar y sobrevivir a las temperaturas y otras vicisitudes. Bajo esta sinopsis, “Camaleones” se convierte en una lectura muy suculenta y evocadora.
“La maldición del rubí” fue todo un fenómeno editorial de la literatura juvenil. Su marco histórico, el Londres de la época victoriana (siglo XIX), le aportaba más interés a una historia de por sí apasionante. Sally Lockhart, protagonista de las cuatro novelas de esta serie, encuentra fortuitamente a su padre muerto en su despacho. Éste es el punto de partida de una sucesión de intrigas que harán peligrar la propia vida de Sally, la cual se enfrentará a amenazas, misterios, acertijos y advertencias. Sally acabará comprendiendo que la persigue el señor Holland, quien realmente buscaba un extraño rubí de su padre y al cual conoció en la India. A medida que la tensión crece se destapan problemáticas sociales como la corrupción, la piratería o el tráfico de drogas. Esta amalgama de temáticas, de profundidad en el desarrollo sin perder un ápice de suspense, le permitieron a Philip Pulman hacerse merecidamente con el Premio Astrid Lindgren Memorial en 2005.
Desde el momento en que uno comienza a leer “Un paquete de patrones de costura” sabe que está en un marco histórico real y que los dramáticos acontecimientos impiden vivir con tranquilidad a las personas que los sufrieron. El escenario es la aldea inglesa de Eyam, y la época es 1660. La peste bubónica había llegado a la Gran Bretaña, y todo el mundo luchaba por sobrevivir. Esta pelea por la vida llevaba incluso a alianzas o acercamientos inimaginables en un contexto normal, pues líderes religiosos opuestos, por ejemplo, trabajaban codo con codo. El relato se nos cuenta a través de Mall Percival, una joven de dieciséis años enamorada de un joven de una aldea vecina llamado Thomas. Mall debe luchar por mantener sus ovejas al tiempo que la aldea de Eyam está en cuarentena. Thomas, en un gesto heroico, visita a Mall en Eyam a sabiendas de que la cuarentena le impedirá salir. Ambos viven felices tras casarse, pero este momento es efímero, pues un paquete (que da título a la obra) infectado trae de nuevo el caos a Eyam. La mayoría de la población sucumbe, entre ellos Thomas, y Mall, desconsolada, decide contar su historia a modo de memoria. Como vemos, Jill Paton Walsh hace uso de su lenguaje didáctico para trasladarnos a un espacio y un tiempo difíciles y contradictorios.
No son habituales las novelas históricas juveniles de siglos atrás. “La alondra y el laurel” transcurre en la Inglaterra medieval, a finales del siglo XV, en plena Guerra de las Dos Rosas. Barbara Willard abrió con este libro una saga de ficción histórica conocida como “Mantlemass”, y que se caracteriza por remarcar el papel de la mujer en una sociedad en la que aparentemente no tenía tanto poder. Toda la serie presenta personajes femeninos muy carismáticos, y un buen ejemplo son Elizabeth y Cecily, de esta primera entrega. Cecily, quien ha sido criada con todo lujo en Londres, es obligada a vivir en el campo con su tía Elizabeth mientras que su padre se fuga a Francia para evitar ser juzgado por la guerra. Cecily es inicialmente reacia al estilo de vida rural, pero su tía sabrá inculcarle sentido común y valores de integridad e independencia. Así, la joven protagonista dejará de lado los detalles superficiales para valorar más la vida de las personas. El relato está aderezado por el enamoramiento de Cecily y el temor de que sea separada de su chico en pos de un matrimonio de conveniencia. Un excelente ejercicio de evocación medieval en la Inglaterra de los Tudor.
¿Quién no ha oído nunca hablar de las historias del Rey Arturo? A caballo entre la realidad y la ficción, estas leyendas medievales ambientadas en Inglaterra son posiblemente una de las fuentes de fantasía más importantes de la cultura occidental. Como todo relato folclórico, se constituyó originalmente con la tradición oral y con escritos dispersos, en este caso siendo principalmente la obra de sir Thomas Malory. El genial cuentista Roger Lancelyn Green elaboró una obra unificada y adaptada a un público más infantil, la cual publicó en 1953. El resultado es este “El rey Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda”, de tremendo éxito comercial. En ella se cuenta cómo un niño fruto de un rey y una vasalla es secuestrado y protegido por el mago Merlín. Más adelante, cuando el rey muere y el caos se apodera de Inglaterra, Merlín diseña una treta para conseguir alzar a Arturo como rey de Inglaterra. Y dicha artimaña no es ni más ni menos que la famosa espada en la piedra que el propio Arturo conseguirá extraer y lo proclamará rey.
Las novelas de G. Trease se caracterizan por su ambientación histórica y su fidelidad a la época que representan. Y es que el autor se documentaba a fondo para narrar una ficción verosímil que describa el pasado, especialmente el de Inglaterra. “La clave de la traición” es un buen ejemplo de ello. El protagonista es Peter Brownrigg, quien deja su pueblo escapando de la justicia, ya que participaba boicoteando al señor. En su fuga se une a Kit, una chica que también ha cometido fechorías. Ambos se disfrazan y se hacen pasar por actores de una compañía de teatro ambulante. A medida que avanzan pasando inadvertidos, los dos protagonistas se introducen en una serie de intrigas que revelan una conspiración para asesinar a la reina Isabel I. Esto hace que la historia adquiera intensidad cuando Kit y Peter tengan que correr por sus vidas. Se trata de una novela histórica espectacular para introducir a los lectores incipientes en este género.