“El castillo de púas” es uno de los clásicos más conocidos de la literatura infantil de Hungría. Esta obra, que sigue gozando de tremendo éxito y vigencia en su país de origen, retrata el medio rural del país centroeuropeo. Y lo hace István Fekete, conocido por su activismo en pos de la flora y la fauna de su patria, a través de dos jóvenes que veranean en el campo, cerca del lago Balatón. En esta época y en la susodicha región son instruidos por ancianos o lugareños experimentados, sabios que les enseñan valores que no se aprenden en otro sitio. Y es que pronto los dos muchachos sabrán defenderse de cualquier amenaza, sobrevivir en pleno monte y disfrutar concienzudamente de la naturaleza. “El castillo de púas” (“Tüskevár” en versión original) fue la Mejor Novela del Premio Big Read, de Hungría, y su éxito se relanzó con adaptaciones cinematográficas y secuelas literarias.
Las novelas ambientadas en las zonas más agrestes de Estados Unidos siempre inculcan valores de supervivencia y amor por lo rural. En “Donde florecen los lirios”, el matrimonio Cleaver nos transporta a los Montes Apalaches en un relato de autosuficiencia. La protagonista, Mary Call, es una niña de catorce años que se empeña en sacar ella sola adelante a toda su familia. Su padre está moribundo y Mary está decidida a ser el sustento de la casa. Aunque sus valores son reconocibles, en la historia se nos muestra cómo a veces hay que dejarse recomendar y ayudar. Ser obstinado puede privarnos de buenos momentos, y tarde o temprano reconoceremos que compartir y ser solidarios con los demás puede llenarnos mucho. Por suerte, la mentalidad de Mary evoluciona y acaba viendo que sus vecinos son realmente amigos, y que no por ello sus valores de constancia e independencia se ven cuestionados. Un libro evocador de la vida en la montaña en la Norteamérica de los años 50 y 60.
Si B.B. muestra su amor por la naturaleza prácticamente en cada una de sus obras, posiblemente “Brendon Chase” sea el libro donde este sentimiento alcanza su punto más álgido. Esta novela es una oda al entorno natural y a la vida en plena naturaleza. Ambientado en la campiña inglesa, como no podía ser de otra forma, “Brendon Chase” narra las peripecias de tres hermanos que inicialmente viven en un internado pero que escapan del mismo para sobrevivir de forma independiente en un bosque. Y lo consiguen, durante varios meses. La historia es aderezada con las excelentes ilustraciones del propio autor, las cuales incrementan el estilo ya de por sí emotivo. En general, este relato transmite valores que actualmente se han perdido en cierta manera. El principal de ellos y que se recalca es que los humanos tenemos mucho que aprender de la naturaleza, y que posiblemente sólo con ella se aprende a vivir de verdad.
La prestigiosa Laura Ingalls escribió “La casa del bosque”, su primera novela, cuando tenía más de 60 años. Igual que el resto de narraciones de Ingalls, “La casa del bosque” contiene retazos de las memorias de la autora y de sus antepasados. En este caso en particular, la protagonista, también llamada Laura, vive con su familia en una casa hecha de madera en medio del bosque. La familia está formada por su hermana mayor, por un bebé y por sus padres. Aprendiendo de todo lo que su padre hacer, la familia sobrevive en la inmensidad de la naturaleza sin tener ningún pueblo u otras casas próximas a ella. La vida en el bosque transcurre entre la caza de animales, la elaboración de queso y mantequilla, el curtido de pieles o la diversión en torno al fuego. “La casa del bosque” es una experiencia rural inigualable, pues además de los valores del campo se mantiene en todo momento un tono nostálgico y el realismo que alcanzan las novelas de Laura Ingalls es notable.
Al igual que otros tantos ejemplos de novelas con protagonista femenino, Caddie Woodlawn es una chica que se muestra como un personaje muy carismático. Caddie está muy inspirada en la historia de la abuela de la autora, Carol Ryrie Brink, quien emigró de Boston a Wisconsin tras la guerra de Secesión. Caddie es una chica poco convencional, muy poco femenina, para disgusto de su madre, a la cual le encantaría que su hija fuera una dama hecha y derecha en un futuro. No obstante, Caddie tiene otras preocupaciones, y una energía que le llevan a disfrutar al máximo de su vida en el entorno rural de Wisconsin. A menudo sale con sus hermanos por los prados, le encanta contemplar lo salvaje, interactúa con los vecinos e intenta entablar amistad incluso con algunos nativos. Este último punto es quizá el más impactante a la vez que interesante de la obra. Sugiere que la amenaza que sentían los nativos y los colonizadores era mutua. No distingue entre buenos y malos, y hace un llamamiento a la tolerancia. Todo ello tratado bajo el punto de vista de una chica joven que disfruta de su infancia al tiempo que desafía la visión más tradicional de Estados Unidos.
Si algo caracteriza a la literatura infantil francesa es que sus personajes casi siempre resultan inolvidables, y son muy importantes dentro de la cultura del propio país. Bécassine no es menos. Las peripecias de esta criada que viaja de la granja donde vive a París para servir a una familia rica han vendido millones de copias. Bécassine es bretona y su estilo de vida al llegar a París es muy diferente del de su señora, la marquesa de Grand’Air. Su inocencia provoca que cada cambio o incluso cada vivencia en la capital francesa sean motivo de diversión y, por ende, de entretenimiento. Bécassine fue la primera protagonista femenina de un cómic en Francia, y por ello se le tiene especial cariño. Quizá actualmente el tema de los criados y la diferencia de clases no es tan vigente, pero las aventuras y el corazón de Bécassine son más universales de lo que uno puede pensar. De hecho, todavía siguen cosechando muchísimo éxito. Se escribieron 24 originales de esta gran serie de la literatura infantil de Francia.