La serie de libros sobre Sapo y Sepo (Frog y Toad en su versión original) se inició con este “Inseparables” que llegará al corazón de los lectores y le animará a continuar la saga. Arnold Lobel maneja con delicadeza la amistad en su creación más célebre. A pesar de que otras obras le reportaron galardones, Sapo y Sepo le brindaron la fama. Cada libro contiene cinco relatos breves fáciles de leer y con mensajes muy directos. Los personajes protagonistas que dan título a la obra son muy dispares entre sí, pero a la vez muy buenos amigos. Todos los relatos juegan con esta moraleja, en torno a la amistad y a las relaciones entre las personas. El libro tiene la capacidad de evocar en el lector confianza y sensación de haber tenido algo bello entre manos. Y es que Sapo y Sepo se complementan, cada uno con su forma de ser, para ilustrarnos que la tolerancia y la aceptación son valores esenciales que uno debe llevar por bandera a lo largo de toda su vida.
“Los sueños del sapo” se presenta como una recopilación de relatos con marcada influencia del folclore argentino. Su autor, el célebre Javier Villafañe, ha conseguido ser uno de los literatos infantiles más queridos de su país en parte por sus cuentos idiosincráticos y que muestran valores tan humanos. En “Los sueños del sapo”, Villafañe emplea la figura del titiritero (por lo cual él mismo también era famoso) como presentador de las historias. Éstas suelen ser fábulas en las que animales humanizados serán protagonistas de alguna moraleja. Pero también hay ficciones en las que los principales personajes son objetos o niños. Algunos de los cuentos que aparecen son “Las tijeras que cortan la tierra” o “Maese Trotamundos”. Y, por supuesto, “Los sueños del sapo”, que da título a la colección. Todo ello amparado por las ilustraciones del genial Tabaré. Convertido ya en un clásico de la literatura infantil en Argentina, “Los sueños del sapo” es un buen compendio de ideales a transmitir entre los más pequeños.
La autora Francine Vidal se basó en un cuento del folclore oral francés para escribir “El sapo de la boca grande”. Además de emplear una forma de escribir simple y basada en las repeticiones, el collage de Elodie Nouhen capta los matices de las aventuras del sapo protagonista. Dicho sapo vive de forma tranquila en un nenúfar en un pantano. No obstante, un día se cuestiona su propia existencia y, concretamente, su propia dieta. Harto de comer solamente moscas, el sapo emprende un viaje para probar otras posibilidades en su alimentación. La historia transcurre con el sapo preguntando al resto de animales qué suelen comer y las decepciones o sorpresas que el protagonista se lleva. Es imposible no ver el paralelismo entre nuestro querido sapo y cualquier niño, el cual pronto se cansa de lo que tiene y se encapricha con lo que tienen los demás. Otro paralelismo entre el sapo y el comportamiento infantil es la forma de preguntar, pues todos sabemos que los niños son muy inquisitivos y su afán por conocer les llevará en ocasiones a formular cuestiones incómodas.
“Sapo en invierno” es el más famoso libro de una serie creada por el autor neerlandés Max Velthuijs. El protagonista, Sapo, se despierta una mañana y se da cuenta que el invierno ha llegado. Esta estación sólo supone disgustos para él. Sapo no sabe desplazarse apropiadamente por la nieve, no se divierte con las posibilidades que esta época del año ofrece y padece más frío que el resto de sus amigos. No obstante, los demás animales se conjuran para ayudar a Sapo a superar la estación y que llegue feliz a la primavera. Para ello le encienden un fuego y le dan comida caliente, además de abrigarlo. Otros cuentos sobre Sapo muestran a éste venciendo otros miedos. Las ilustraciones, del propio Velthuijs, se basan en colores vivos pero trazos finos. Los niños se sentirán identificados con Sapo y gracias a él podrán vencer sus propias inseguridades.
La obra del boliviano Óscar Alfaro se centró prácticamente en la poesía, más concretamente en el ámbito infantil. En este sentido es uno de los autores más reconocidos en español. Una de sus fábulas más conocidas es “El sapo que quería ser estrella”. Al estar escrita para niños, el estilo es sencillo, pero esto no le resta un ápice de fuerza poética. La historia se centra en un sapo que, copiándose de una serpiente, ingiere varias luciérnagas para hacer brillar su cuerpo. Cuando esto sucede todos los peces del pantano se maravillan con el sapo, y llegan a creerse que es incluso una estrella. El sapo, en vez de negarlo, se deja llevar por la vanidad y asevera que ciertamente es una estrella, hasta que se da cuenta que pronto se descubrirá la realidad. En el momento en que esto sucede, el sapo intenta escapar y las luciérnagas, todavía vivas, empiezan a volar. El sapo vuela con ellas pero finalmente se desprende y cae al suelo desde una altura considerable. Con todos los ingredientes de una fábula, ésta es sólo una de las muchas que Alfaro utilizó para aleccionar moralmente a los niños a la vez que los introducía en la poesía.
Cuando se piensa en libros con animales humanizados suele venir a la cabeza el clásico “El viento en los sauces”. Kenneth Grahame recopiló historias que le contaba a su hijo, las cuales estaban protagonizadas por seres del bosque que se comportan como seres humanos. Entre ellos están la rata que navega con una barca, el topo que no sale de su casa y el sapo como imagen malvada. Además de retratar características de la sociedad, también se representan estampas inglesas como el Támesis o la campiña. La aproximación de Grahame es curiosa, ya que los animales son responsables y viven como adultos pero en el fondo se divierten como niños, saboreando la libertad, felices y lejos de otras responsabilidades. Una historia muy recomendable para la transición de la infancia a la adolescencia y para valorar cada momento de la vida y el espíritu de niño que no se ha de perder.
“Cuentos y leyendas” es una de las antologías más célebres de la literatura argentina, realizada por uno de los más queridos intelectuales a este respecto: Javier Villafañe. Este escritor era un apasionado de la poesía pero también de las marionetas. Se encargó de recopilar leyendas de su país, cuentos populares y otras historias de tradición oral y aunarlas en este libro. Además, muchas de ellas las adaptó para contarlas con títeres, que él mismo representaba. Algunos relatos son “La olla mágica”, “El hombre que quería adivinarle la edad al diablo”, “El caballo que perdió la cola” y “El árbol de la fortuna”, entre otros. A Villafañe le encantaba sentir esa interacción con su público, y su texto está lleno de momentos de conexión con el lector, al cual le pide respuestas a preguntas. La edición más famosa está ilustrada por Tabaré, un famoso caricaturista que dota de un humor peculiar a este clásico argentino.