En esta novela de la Condesa de Ségur nos trasladamos a Escocia en el siglo XIX para ver a un entrañable personaje que el sufrimiento le hace madurar, Carlos. Este niño de doce años vive con su prima, vieja y viuda, que le gestiona toda su herencia y lo maltrata de diferentes formas: le da mal de comer, lo encierra y no le deja adquirir nada con su dinero. La personalidad de Carlos le permite salir de todas las adversidades a las cuales es sometido, pero además empieza a tramar venganzas de tipo espiritual, ya que la viuda es muy supersticiosa. A pesar de ello, la venganza nunca llega a ser completa, pues sabe perdonar y aprender del mal comportamiento de otros. Los diálogos son vitales y dan un tono alegre y reconfortante a una historia aparentemente triste.