El protagonista de este peculiar cuento es un vendedor ambulante de gorras, que viaja de pueblo en pueblo con su negocio. La naturaleza estrambótica del relato se vislumbra incluso en la forma de transportar las gorras, ya que el vendedor las lleva todas apiladas sobre su cabeza. El momento álgido llega cuando se apoya a la sombra de un árbol para dormir la siesta. Al despertar, para su sorpresa, tiene sólo una gorra en la cabeza; y, al mirar hacia arriba, se da cuenta que el árbol está lleno de monos y cada uno lleva una puesta. El cabreo del personaje y sus acciones lo único que consiguen es ser imitadas por los menos. Muy furioso, el protagonista acaba tirando su gorra al suelo en un gesto de rabia y, lógicamente, los monitos hacen lo mismo. Así puede recuperarlas. Se trata de una historia de argumentos curioso, de éstas que marcan bastante a los niños. Su autora, Esphyr Slobodkina, tenía esta intención, pues consideraba que las historias narradas a una persona durante su infancia la marcan para siempre.