“El viejo Tom” (“Old Tom”) se convirtió casi desde su publicación en un éxito de ventas en Australia, ganó el S.A. Kanga Award., dio pie a una saga de cuentos e incluso disfrutó de una serie de televisión. Todo ello ha convertido a Tom en uno de los personajes más carismáticos y reconocidos de la literatura infantil australiana reciente. Y es que este “monstruito”, definido por el propio autor Leigh Hobbs como un cruce entre un perro pastor australiano y un diablo de Tasmania, se ha ganado el corazón de los más pequeños e incluso de muchos adultos. Tom llega a casa de Angela Throgmorton en una cesta, y ésta, bondadosa, lo acoge y lo cría. Pero la aparentemente infinita paciencia de Angela comienza a mermar conforme Tom hace más y más travesuras, comete descuidos y presenta comportamientos maliciosos. Cuando la convivencia entre ambos se hace imposible, Angela lo echa de casa. Tom pasa dificultades y es capturado, y Angela lo rescatará y el entrañable “monstruito” se portará bien desde entonces. Acompañado por su espina de pez como mascota, Tom es todo un icono infantil y una de las primeras experiencias de los niños de Australia con la lectura.
“Borka” es un libro que podría ser una especie de adaptación de “El patito feo” con ciertos detalles que recuerdan a “Cenicienta”. John Burningham se muestra en todo su esplendor en esta historia de ilustraciones coloridas y expresivas. Borka es una gansa que vive en el este de Inglaterra pero que no tiene plumas. A causa de ello se convierte en el hazmerreír de todos los que conviven con ella. Cuando todos inician su migración hacia regiones más calurosas, dejan a Borka de lado y ésta se convierte en parte de la tripulación de un barco. Es en el barco donde Borka se empieza a sentir útil ayudando a los marineros. Finalmente, Borka llega a Londres y se instala en un estanque donde hay muchos gansos diferentes y raros, como ella. Borka se siente identificada y empieza una vida feliz. Los valores que cuenta Burningham en este libro son de lo más humanos y trascendentales, y esto precisamente le valió la Medalla Kate Greenaway.
El libro “El grúfalo”, de Julia Donaldson, está basado en la tradición oral china, aunque adaptado al verso infantil. Donaldson emplea como texto rimas pareadas con un ritmo considerable. Las ilustraciones, de Axel Scheffler, describen a la perfección el animal que da título al cuento. El protagonista es un ratoncito que anda buscando al grúfalo por el bosque de forma involuntaria, ya que realmente no cree en su existencia. El ratón, muy osado, consigue ahuyentar a otros animales y disuadirlos diciendo que el grúfalo es feo y temido. Por sorpresa, acaba encontrándose al grúfalo, y es tal como lo imaginaba: feo, con cuernos, marrón y con una enorme verruga. Lejos de amedrentarse, el ratón se pone a conversar con el grúfalo, el cual está acostumbrado a que todos los animales huyan de él. Como con el ratón no sucede lo mismo, el propio grúfalo piensa que el ratón es el animal más temido del bosque, cambiando por completo las tornas de la historia. En un divertido final, el grúfalo es el que acaba huyendo temiendo por su vida. Se trata de una historia que habla de las apariencias y de que hay que conocer a las personas antes de juzgarlas.
“Okilélé” es un cuento de Claude Ponti que reúne las características de la obra del autor: ilustraciones atractivas para los niños con historias estrambóticas, a la vez que profundidad en la temática y referencias que gustan a los adultos. En esta historia se narran las peripecias de una fea criatura que no se identifica con nada ni con nadie. Además, Okilélé se ve rechazado incluso por su propia familia. Cuando ya no puede más, la criaturilla se esconde bajo la pila de fregar, donde conoce a un amigo, Martin Réveil. Gracias a él Okilélé aprende a leer y escribir y juntos construyen una máquina para hablar con las estrellas. Los padres cada vez le hacen más el vacío a la criatura, pero Okilélé es guiado por las estrellas para buscar su identidad en otro lugar. Como se puede intuir, en el libro se habla de la búsqueda de la felicidad, de actitudes que deben ser condenadas y de que todos somos diferentes y eso nos aporta encanto.
“El patito feo” es uno de los cuentos más famosos de Hans Christian Andersen. De hecho, todo el mundo lo asocia a la principal moraleja del mismo: el hecho de ser diferente. Para ello se muestra a un pato que nace mucho más feo que el resto de sus hermanos. Como todos lo tratan con asombro y condescendencia, la existencia del patito no es sencilla, y esto lo vuelvo vergonzoso y lo entristece. Dado que sus propios hermanos lo tratan mal y los intentos de su madre por adaptarlo no dan fruto, el patito se escapa con unos gansos. Éstos son cazados y posteriormente se introduce en una bandada de cisnes. Cuando piensa que lo van a atacar por lo feo que es, no le hacen nada. Al ver su reflejo en el agua se da cuenta que ha crecido y ahora es un pato muy bello. La moraleja de esta preciosa historia es que no hay que avergonzarse de ser diferente al resto.