Aunque mucha de la literatura infantil que conocemos internacionalmente procede del mundo anglosajón, ya sea Inglaterra, Estados Unidos o Australia (un foco cada vez más predominante de producción de obras para niños), hay muchos países o regiones con fuerte arraigo en la publicación de exitosos cuentos. Por ejemplo, Francia o Escandinavia. Respecto a esta última, los países nórdicos han sido un referente mundial durante todo el siglo XX, y se sigue manteniendo gracias a libros como “Else-Marie y sus siete pequeños papás”. Este cuento bebe de la extravagancia de la literatura sueca, y la autora Pija Lindenbaum es todo un ejemplo moderno. La narración muestra a Else-Marie, una niña de seis años normal que tiene no uno sino siete padres. Esto impedirá a Else-Marie ser feliz pero más por psicología que por los acontecimientos reales. Y es que la protagonista sólo piensa en el “qué dirán”. Los siete papás son diminutos y están muy ocupados. Finalmente, nadie presta verdadera atención al hecho ni trata a Else-Marie de forma rara, y la autora nos da una lección para admitir la diversidad social y que uno no debe temer a ser diferente, pues todos somos distintos y poseemos valores de los que sentirnos orgullosos.
“Los pequeños hombres grises” es un cuento que muestra la ideología de su autor, B.B. El amor de Denys Watkins-Pitchford por la naturaleza quedó patente a lo largo de su vida tanto por sus pinturas como por sus novelas. En esta en particular mezcla fantasía y realidad para manifestar el arraigo por la campiña inglesa. Los protagonistas son cuatro gnomos. Un día, uno de ellos desaparece, y los demás esperan pacientemente su regreso. No obstante, como esto no sucede, deciden ir en su busca dos años más tarde. Estos diminutos seres se verán en toda clase de situaciones para encontrar a su amigo: peleas, supervivencia y accidentado regreso. Los gnomos muestran habilidades insospechadas y un coraje inexorable, transmitiendo al lector valores de optimismo. Como se ha comentado, esto es reflejo del propio B.B., quien describe ciertas costumbres de la vida rural y defiende este estilo de vida. Todo ello a través de una entretenida y absorbente historia con tintes mágicos.
“Pequeños bichos divertidos”, de Antoon Krings, es una antología de historietas que tienen como protagonistas a diferentes animales. Éstos son tratados como cualquier persona, y Krings nos cuenta cómo es su hogar, la vida que tienen y las aventuras que corren. Algunos de los relatos hablan de la abeja Teresa y cómo trata de encontrar a quien le ha robado la miel; la cigarra poco inteligente que se lía a la hora de llevar a cabo un encargo; la liebre que se pone contenta al llegar la primavera… Otros muchos seres desfilan por las páginas de “Pequeños bichos divertidos” como murciélagos, perros y gatos. Además de sentirse identificados con las fechorías de los animalillos, las historias incluidas también transmiten cierto misterio y los niños querrán saber qué va a pasar a continuación. Este genial recopilatorio de Krings es un excelente ejercicio de entretenimiento y buen hacer en la literatura infantil.
Esta recopilación de poemas trata de sumergirse en la mente de un niño y en los pensamientos de éste. Milne, famoso por escribir “Winnie the Pooh”, se inspiró en la imaginación de su hijo, Christopher Robin, para dar vida a unos versos llenos de inocencia. De esta forma, se muestran ideas bastante sorprendentes y surrealistas, tal y como las plantearía un niño. El hijo de Milne más adelante confesó no gustarle haber sido la inspiración de los libros de su padre. Sin embargo, nadie puede discutir la capacidad de este autor para improvisar situaciones y además dotarlas de buenas rimas en “Cuando éramos muy pequeños”.