“La aventura volante de Hodja” es uno de los cuentos más representativos de la literatura infantil danesa, y su autor, Ole Lund Kirkegaard, uno de sus más célebres exponentes. Todo en esta historia es inventado, tanto el lugar como el argumento. Hodja tiene nueve años y vive en la ficticia ciudad de Pjort, en un país inexistente llamado Bulgislav. El vestuario de los personajes y su estilo de vida recuerda a las regiones de Oriente, pues las mujeres portan velos y los hombres fez. Aunque a Hodja le inculcan una vida sencilla y dedicada a la sastrería de su padre, el joven no se conforma con ello, y quiere ver mundo. Para ello solicita la ayuda de su amigo, el viejo El-Faza, quien le da una alfombra mágica para viajar hasta la capital. Las vivencias de Hodja allí no son para nada agradables, pues le roban. Un sentimiento de estar lejos de su hogar se apodera de Hodja, quien regresa a su casa usando su ingenio y cargado de experiencias que contar a sus vecinos. De esta forma, Kirkegaard alecciona a los niños al tiempo que critica también el punto de vista de algunos adultos. Un divertido e instructor cuento para cualquier niño.
La saga de “Los seis signos de la luz” presenta cinco novelas y desgrana muchas de las historias del folclore oral del Reino Unido fusionándolas con la fantasía épica moderna. Susan Cooper supo empaparse de las leyendas célticas y artúricas que tantos hogares habían alimentado dándole toques fantásticos. Las descripciones son propias de las mejores novelas del género. El relato comienza en pleno invierno en un clima inseguro y expectante. No obstante, dado al público que va dirigido, en todo momento se mantiene un tono alegre. Uno de los protagonistas es Will, un chico aparentemente insignificante pero que secretamente participa de primera mano en el conflicto entre la Luz y la Oscuridad. Esta lucha eterna, leitmotiv de muchas fantasías, tiene su papel protagonista en “Los seis signos de la luz”. Otros personajes son Jane, Simon, Barney y Merriam, éste último tío abuelo de Will e inspirado en la figura del mago Merlín. Valores de honor y responsabilidad tampoco pueden faltar en este tipo de novelas, y los prejuicios y las malas intenciones son criticados de primera mano. En definitiva, esta serie es una bella aproximación a la fantasía adolescente inglesa de segunda mitad del siglo XX.
Los amantes de la fantasía y lo sobrenatural encontrarán una joya en “El Nargun y las estrellas”. El Nargun es una criatura perteneciente a la mitología aborigen de Australia. Mitad hombre y mitad piedra, el Nargun entabla un viaje a todos los puntos de Australia, incluso donde no es bienvenido. Realmente este ser mitológico representa a la naturaleza australiana, y se comporta respondiendo a los humanos según como éstos obren. Además del Nargun otros elementos sobrenaturales aparecen en el relato, como Potkoorok, los Turong o los Nyol. La parte humana de la novela la representan Simon Brent y sus primos, quienes temen a todos los elementos fantásticos de los que se habla. Aunque la historia tiene tintes épicos y arcaicos, el sentido del humor de Patricia Wrightson está presente en todo momento de la narración. Ediciones posteriores de la obra fueron ilustradas por Robert Ingpen, quien supo representan el paisaje australiano con toda su mitología de forma elegante y potente.
Esta novela de Pauline Clarke a menudo es clasificada como una aventura curiosa con ligeros toques fantásticos. En la narración se entretejen hechos del pasado con el presente. El protagonista es Max, un niño de ocho que se afinca con su familia, los Morley, en una casa inglesa. En el desván de su nuevo hogar descubre a doce soldados que cobran vida. Es como si fueran doce personas en miniatura. Los soldados están obsesionados en regresar a su hogar original, la casa de sus propietarios originales (los Brontë) situada en otro pueblo inglés. Otra amenaza que aparece para los doces es el interés que un profesor estadounidense muestra en ellos, y por los que ofrece un precio elevado. Max y su hermana se enfrentarán a su hermano mayor para no vender a los soldados, mientras que éstos emprenderán una aventura campo a través para regresar a donde vivían con los Brontë. Aunque viven situaciones muy peligrosas, en todo momento son protegidos por los espíritus de sus dueños originales, a quien se les conoce como “los genios”. “Los doce y los genios” es una tierna historia sobre el pasado y el presente, y cómo a veces éstos se entrecruzan.
Si te gustan los relatos y leyendas ambientados en la Edad Media, “Carta al rey” es una novela más que recomendable. La holandesa Tonke Dragt supo empaparse de las historias artúricas, de la fantasía y de hechos reales para crear un cuento maravilloso y envolvente. El protagonista es Tiuri, un escudero que desea convertirse en un caballero joven. Como prueba para conseguirlo, debe permanecer toda una noche en silencio en una capilla guardando sus armas. No obstante, la velada es interrumpida por las demandas de un anciano que le pide encontrarse con un caballero para enviar una epístola al rey de Unauwen. Tiuri, frente al dilema, se ve forzosamente arrancado de su deber y emprende un viaje en el cual se enfrentará a múltiples problemas hasta llegar a la capital de Unauwen. Pero el gesto heroico de Tiuri merece la pena, ya que salva al país de una contienda con el reino vecino. Asimismo, su labor es recompensada, y así se demuestra que uno puede demostrar sus valores de caballero sin necesariamente cumplir lo que los cánones dictan. Se trata de un relato épico que encantará a los amantes de lo medieval.
“Una arruga en el tiempo” supuso un hito en la década de los 60’, ya que es un popurrí de géneros un tanto extraño que dota al libro de un atractivo inusual. La protagonista es Meg, una chica inteligente, incomprendida socialmente, de gafas gruesas y maniática. Junto a su hermano, Charles, ambos emprenderán un viaje a un planeta lejano en búsqueda de su padre. Éste, el cual es científico, desaparece en misteriosas circunstancias, y los niños van detrás de él cuando tres curiosas mujeres aparecen en el jardín y se llevan a los dos hermanos. Madeleine L’Engle introduce conceptos científicos reales y aporta elementos fantásticos para describir un viaje excitante donde Meg deberá enfrentarse a un malvado cerebro sin cuerpo. Con su esfuerzo todos los problemas se resolverán y se da cuenta de que pronto será una mujer responsable. La autora aúna ciencia ficción con otros géneros en un libro para jóvenes tremendamente envolvente que sirve como vehículo para transmitir sus propios valores.
“La piedra fantástica de Brisingamen” es una fabulosa novela escrita por Alan Garner inspirado por relatos de su infancia. Bebiendo un poco del éxito que “El señor de los anillos” supuso para la fantasía épica, Garner empleó elementos del folclore nórdico, celta y artúrico en este cuento. Los protagonistas son Susan y Colin, quienes residen con sus tíos en una granja. El presente de los personajes viene determinado por leyendas del pasado, en las cuales un mercader hubo de vender un caballo al mago Cadellin. La magia de Cadellin quedó plasmada en una joya, la cual casualmente acaba en manos de Susan. En la trama se funden fuerzas del mal, hechizos y todo tipo de peligros que condicionarán la existencia de los dos protagonistas. Las localizaciones, en torno al Cheshire inglés, también derivan del origen del autor. Se trata de una bonita historia de fantasía en la que, como buen ejemplo del género, el conflicto entre el bien y el mal está presente en todo momento.
El género de la fantasía infantil tiene como buen ejemplo a “Las aventuras de la silla de los deseos”. Esta serie de libros, protagonizada por los niños Mollie y Peter, tiene toda clase de eventos que uno pueda imaginar. El punto de partida es cuando los dos chicos se encuentran una vieja silla en un anticuario, a la cual le crecen alas y puede llevarlos a cualquier lugar. Aunque de primeras sólo vuela por la ciudad, la silla acaba llevando a Mollie y Peter con el duende Chinky, quien les abrirá las puertas de todo un mundo de fantasía. Gnomos, elfos, brujas y magos desfilan por las páginas de este sensacional libo al tiempo que los protagonistas se ven envueltos en problemas. Como es de esperar, siempre consiguen salir de ellos de una forma u otra, y con la ayuda de Chink. Enid Blyton se muestra como una excepcional autora infantil y hace gala de su más desbordante imaginación para crear esta maravillosa obra fantástica.
La historia de “El prisionero de Zenda” es totalmente cautivadora y engloba los estereotipos de la antigua literatura medieval: reyes, princesas, héroes, lugares de ensueño… Algunos incluso ven lo mejor de Dumas, sobre todo por las batallas de espada, las fugas y el resto de acción. Fue escrita por Anthony Hope. El principal personaje, Rodolfo Rassendyll, es un caballero inglés que se parece mucho al príncipe y futuro rey de Ruritania. Cuando Rodolfo acude a la coronación de éste, se ve envuelto en un complot para sustituirlo temporalmente. Todo está maquinado por el duque Miguel, hermano del futuro rey. Rodolfo lo hace lo mejor que puede y llega a enamorar a la princesa Flavia. Pero su honor no es perdido porque también ayuda a rescatar al rey. Un toque melancólico se da porque el principal villano, Ruperto de Hentzau, logra escapar (hay novela sobre su futuro); y porque Flavia y Rodolfo han de separarse. Si alguien quiere volver a evocar historias de amor medieval, con mucha acción, “El prisionero de Zenda” es una obra más que recomendable.
La obra de George Macdonald se caracteriza por crear entornos fantásticos que han maravillado a niños durante más de un siglo. En “La princesa y los trasgos”, la princesita Irene, que vive en un castillo, descubre una escalera a un laberinto de pasadizos. Luego encuentra un hada de la conciencia, y finalmente coincide con Curdie, un joven minero que la alerta de que unos duendes quieren casarla con su príncipe. Ambos se enfrentan juntos a los duendes, con el anillo mágico de Irene, para desbaratar el plan de los trasgos. Los textos son poéticos y el mundo de rasgos fantásticos que cambian de forma lo hacen un entretenimiento que los niños devorarán.