Una de las figuras más sobresalientes y exitosas de la literatura infantil del siglo XX fue el Dr. Seus (alias de Theodor Seuss Geisel). Varios de sus libros son clásicos indiscutibles, entre ellos el último que publicó, este “¡La de cosas que puedes pensar!”. En él se aprecian cambios en la estructura y el estilo literario de Seuss, más complejos. Las ilustraciones están cargadas de colorido y representan paisajes inusuales. Una gozada visual para el pequeño lector. Pero es que en el texto se anima a los niños a explorar su propia libertad, a buscar sus sueños, y a saber discutir con criterio cuando quieran tener la razón. El contraste de puntos de vista entre adultos y niños es, efectivamente, tratado con socarronería en este cuento. Al fin y al cabo, se nos cuenta también el devenir de la vida, con una infancia feliz seguida de momentos más difíciles, todo apto para leer con poca edad. Por supuesto, hace uso de rimas y de su estilo particularmente musical. El Dr. Seus cerró su obra literaria con esta maravillosa oda al optimismo.
Como ya se ha comentado con otras versiones de cuentos infantiles que en las últimas décadas han salido a la palestra, generalmente “modernizadas”, nunca es tarde para readaptar una idea. Ni siquiera de un clásico tan conocido y antiguo como “Los tres cerditos”. Jon Scieszka y Lane Smith, uno de los tándems más reconocido de la literatura infantil de lustros recientes, aunaron palabra y pintura para atacar el citado cuento de forma irreverente, divertida, crítca, mordaz y atrevida. “La verdadera historia de los tres cerditos” se inicia trágicamente con la muerte del primer cerdito, por culpa del derribo de la casa a cargo del lobo. Éste narra los acontecimientos desde una prisión, hecho que no se sabe hasta el final de la historia. A modo de confesión y artículo periodístico, este nuevo punto de vista hará que los niños reflexionen para ver cuál versión le convence más. De hecho, la obra es un buen ejercicio para discutir una vez se han conocido todas las versiones de un mismo suceso. Uno tiene que trabajar la capacidad crítica desde bien pequeño. Las risas están aseguradas con Scieszka, Smith y los extravagantes protagonistas del cuento recontado.
Cuando parece que los cuentos clásicos no pueden dar más de sí, a pesar de haberse mostrado como fuentes inagotables de adaptaciones, alguien sorprende dándole una vuelta de tuerca a la historia. Esto es lo que hizo, con notable éxito, el ilustrador y autor chino Ed Young en “Lon Po Po”. Young abordó la tan trillada historia de Caperucita Roja y le añadió detalles del folclore y de la tradición oral chinas. La Medalla Caldecott que recibió en 1990 es la muestra del triunfo de esta versión del cuento. La trama es similar a la original, pero en este caso es el lobo quien va a casa de tres hermanas pequeñas, cuando estos se han quedado solos porque su madre ha ido a visitar a su abuela. El lobo tiene las mismas intenciones de comérselos, pero la desconfiada Shang descubrirá el pastel. Confabulando con sus hermanas, las tres juntas urdirán un plan para deshacerse del malvado lobo. Si creías haberlo leído todo sobre Caperucita Roja, prueba a leer “Lon Po Po” y déjate sorprender de nuevo.
Si hubiese que destacar algún autor infantil que sea conocido, todavía en la actualidad, en casi todo el mundo, uno de los mejores candidatos sería Roald Dahl. Sin ningún tipo de duda, Dahl cosechó éxitos que nadie ha obtenido, además de ser totalmente vinculado al mundo de la literatura para niños. Las múltiples y constantes adaptaciones de su obra en varios medios han ayudado también a mantener su fama. Uno de los cuentos más célebres de Dahl es “Matilda”, protagonizado por una niña muy inteligente que tiene la voluntad de demostrar a sus mayores que sabe más que ellos. Sus padres son el polo opuesto, pues no les gusta que su hija lea tanto y piensan que eso la vuelve estúpida. Entonces Matilda encuentra otra salida, más allá de la lectura, para poder demostrar lo que vale, y es destacando en la escuela. Matilda se interpone en el camino de la malévola directora Trunchbull salvando a la adorable maestra Honey. Igual que otros relatos del escritor inglés, “Matilda” contiene elementos fantásticos que salpican la historia y la vuelven más atractiva. Y es que Matilda es una de las heroínas más queridas por los pequeños lectores y un espejo en el que mirarse, desde su primera publicación en 1988.
Una de las sagas literarias de ficción adolescente más longevas de siempre es “Jennings”, de Anthony Buckeridge. Más de cuarenta años estuvo publicándose, con un total de 25 entregas, y sin varias el escenario de la historia. Los protagonistas, Jenning y Darbishire, acuden al internado Linbury Court Preparatory. En cualquiera de las novelas ambos tienen diez años y los profesores son los mismos. Buckeridge empezó con este tipo de relatos de forma radiofónica para dar el salto posteriormente a los libros. Su razón de mantener inalterada la naturaleza de los personajes, de no hacer avanzar el tiempo, radica en su interés por definirlos bien y convertirlos en un referente de las historias de escuela y travesuras. Y vaya si lo consiguió, pues “Jennings” es todo un clásico del género. No sólo lo prolífico de la obra afianzó la serie, sino que el estilo de Buckeridge, desenfadado y fresco, también se conservó libro tras libro de forma brillante.
No hay mejor reclamo para presentar a un autor infantil que citar que ha sido galardonado con el Premio Hans Christian Andersen. Y más si es el único de su país en conseguirlo, como en el caso de José María Sánchez Silva. La historia que se nos cuenta en “Marcelino, Pan y Vino” bebe parcialmente de la propia vida del autor, que se quedó huérfano a los diez años y vivió en un asilo. Marcelino, abandonado en un convento, comete travesuras y muestra el ímpetu característico de un niño pequeño. Haciendo caso omiso de sus cuidadores, Marcelino se divierte y se cuela en lugares prohibidos del convento, como un desván donde visita día tras día a una imagen gigante de Jesucristo. El contenido religioso de esta fabulosa novela no es aleccionador, y contiene elementos fantásticos que dotan de un aura especial a cada página. Marcelino, como cualquier niño, tiene ambiciones, y anhela pertenecer a una familia normal. El libro es uno de los más exitosos de la posguerra en España, con una treintena de traducciones y más de dos centenares de ediciones publicadas. Una obra cuanto menos imprescindible.
“La travesía del viajero alba” retoma la historia de “Las Crónicas de Narnia” donde la había dejado “El príncipe Caspian”, siendo éste ya rey. Caspian viajará en esta ocasión con Ripichip, un ratón, hasta los límites de Narnia en búsqueda de los señores perdidos. Es una de las promesas que Caspian hace a Aslan, y se verá obligado a cumplirla. Edmund y Lucy nos vuelven a acompañar en la aventura, aunque empiezan a manifestarse los primeros síntomas de corrupción en su primo Eustace Scrubb. El viaje es en barco, y los aventureros recalarán y visitarán islas de todo tipo (isla Quemada, isla de las Aguas Oscuras e, incluso, isla Donde los Sueños se Hacen Realidad). Otra vez, Lewis incorpora datos religiosos, hecho que algunos empezaron a criticar en este volumen por su analogía entre Dios y Aslan, por ejemplo. Lo que no cabe duda es que esta nueva entrega sacia, una vez más, la sed de aventuras de los lectores más intrépidos y de los amantes del género fantástico.
La popularidad de Gianni Rodari traspasa fronteras. Más allá de su Italia natal, Rodari adquirió fama internacional, sobre todo a partir de su Premio Hans Christian Andersen. Este escritor todoterreno se caracterizó por su vena política, social y periodística, de ahí que sus historias, incluso las más infantiles, tengan un carácter mordaz y satírico. “Las aventuras de Cebolleta” está plagado de personajes que son vegetales andantes y parlantes (el Maestro Pasa, la Hermana Calabaza, el Príncipe Limón…), manera que tiene Rodari de retratar un mundo extravagante en el cual el lector atisba elementos muchos más cercanos a la realidad de lo que puede esperar. Se critica al totalitarismo, al feudalismo, a la desigualdad social, a la injusticia, a la monarquía y a la opresión. Y de una forma original y entretenida. Gianni Rodari se aisló para escribir este cuento porque quería dar lo mejor de sí para un público infantil, ¡y vaya si lo hizo! El Premio Hans Christian Andersen y su reconocimiento así lo atestiguan.
“Las crónicas de Narnia” es posiblemente una de las sagas más célebres y exitosas de fantasía épica. Como mínimo, es uno de los paradigmas en este género del siglo XX. El éxito de la serie va estrechamente ligado al de su escritor, C.S. Lewis, coetáneo y amigo de J.R.R. Tolkien. La adaptación cinematográfica también ha ayudado a reavivar el fenómeno de Narnia. Éste comenzó con “El león, la bruja y el armario”, primer libro publicado pero segundo en la cronología final de la historia. Los protagonistas son Susan, Peter, Edmund y Lucy, jóvenes que a través de un armario acceden al maravilloso mundo de Narnia. Esta tierra de fantasía está llena de seres mitológicos y se sostienen por el poder de la magia. Dentro, las fuerzas del mal y del bien están representadas por la Bruja Blanca y el león Aslan, respectivamente. Y los niños, sin siquiera desearlo, serán partícipes de esta encolerizada y eterna contienda. Lewis empezó a cosechar el éxito literario gracias a esta novela y todas las que le sucedieron, llegando a ser toda una autoridad en el género fantástico.
Una obra cumbre de los libros desplegables es este “Animalia”, del fabuloso autor Graeme Base. En ella demuestra su enorme poderío artístico, y su capacidad para sostener una historia con elementos casi puramente visuales. Medalla Dromkeen en 1998, “Animalia” es una especie de zoológico literario para niños, una amalgama de seres, cada cual más curioso. Sus ilustraciones obligan a prestar verdadera atención para captar los múltiples detalles, los cuales además son referencias someras a elementos de la cultura popular. Incluso hay imágenes dentro de imágenes, o perspectivas que varían y que revelan algún descubrimiento inesperado. Su construcción también es tremendamente original, y lo hace en torno al orden alfabético. Por último, cabe destacar que, aunque el texto sea escaso, también es brillante, haciendo un uso exquisito de las figuras literarias. En definitiva, una obra maestra de uno de los mejores creadores de obras ilustradas infantiles.