Hablar de un best-seller adolescente de las últimas dos décadas es hablar de “Titeuf”. Las historias de este personaje se articulan a través de tiras cómicas ultracortas y directas. Casi todas ellas transcurren en el colegio, más concretamente en el patio del mismo. Aunque cada cómic es corto, la situación se plantea adecuadamente y finaliza casi siempre con sentido del humor. Lo que a muchos puede parecerle banal, realmente es una potente herramienta para tratar temáticas tan serias y diversas como el amor, la amistad, la sexualidad, la discapacidad, la guerra o la desigualdad social. He ahí el éxito también de crítica que ha recibido la obra de Zep. Titeuf viste pantalones blancos, camiseta roja y un mechón rubio característico. El personaje se acerca mucho en su comportamiento y aficiones a los adolescente de hoy en día. Esto, junto al imprescindible reparto de compañeros como Nadia, Manu, Hugo y Vómito, ha incrementado la popularidad de “Titeuf”. Este cómic moderno aúna ingenio y realismo de forma tan atractiva que es difícil resistirse.
“Las visitas” es una novela que representa a la perfección la literatura juvenil de Argentina de los años 90. Protagonizado por Fernando, un niño de doce años, este libro derrocha sensibilidad a la vez que nos describe una cultura particular. Fernando no conoce a su padre y desde pequeño se le ha dicho que se fue de viaje. En la actualidad, Fernando no es privado de la verdad y se nos explica que su padre está convicto. Entonces se inician una serie de visitas de Fernando a la cárcer para ver a su padre. El carácter adolescente hace que Fernando guarde la información con recelo, y todo se complica cuando su madre empieza a salir con una nueva pareja. La ruptura entre sus padres es en ese momento definitiva, y Fernando deberá hacer uso de su mundo interior para evadirse de los problemas. De esta forma, la autora Silvia Schujer nos abre un mundo de fantasía que contrasta con la cruda realidad y que servirá a Fernando como vía de escape. Escrito en primera persona, esta maravillosa obra destila personalidad encluso en el estilo de la escritura, pues no faltan líneas típicas del coloquio argentino.
La literatura australiana tiene una belleza especial derivada de los paisajes de este país y del ambiente que allí se respira. En “El perro Thunderwith”, Libby Hathorn nos habla de cómo afecta un suceso dramático a la psicología de un ya de por sí atormentado adolescente. La protagonista es Lara, cuya madre ha fallecido recientemente y quien se ve obligada a vivir con su padre, al que casi no conoce. Para colmo, la madrastra de su padre no es nada hospitalaria, y Lara deberá lidiar con el sufrimiento por la muerte de su madre junto a la alienación que sufre en su nuevo hogar. Una hacienda rural es el marco perfecto para emanar una sensación de calma y tranquilidad, una atmósfera que invita a la reflexión y que permitirá a Lara madurar. El drama se intensifica cuando Lara hace buenas migas con un perro al que llama Thunderwith, el cual a la postre resultará ser del vecino y acabará herido. No obstante, Lara entenderá que su amistad con el animal le ha ayudado a superar el dolor y además la volverá optimista, estrechando lazos con su madrastra. Detalles de la cultura aborigen también son expuestos en esta enternecedora historia de amistad y pérdida.
“Caperucita en Manhattan”es un potente homenaje a diversos cuentos tradicionales de la historia de la literatura infantil. Su autora, Carmen Martín Gaite, ya había mostrado su capacidad para unir universos y poner al servicio del lector una mezcla de géneros atractiva y clásica a la vez. Sin perder los valores de las obras originales, esta novela nos cuenta cómo Sara Allen se embarca en un trayecto desde Brooklyn a Manhattan para visitar a su abuela, a quien lleva una tarta de fresa. Los personajes con los que se encuentra son versiones modernas del lobo o del hada madrina, e incluso el giro final es una réplica al inicio de “Alicia en el País de las Maravillas”. El valor de la obra tuvo su recompensa al recibir el Premio Nacional de las Letras de España. La consagración infantil de Martín Gaite es una lectura obligada que también ha gozado de un notable éxito comercial.
Como el “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, “El expreso polar” resuena en los recuerdos navideños de la infancia de cualquier niño o niña. La magia de este clásico moderno de Chris Van Allsburg se extiende hasta nuestros días, y nos impregna de nostalgia durante la Navidad. El protagonista, nada crédulo ante esta época del año, se monta en el Polar Express en contra de su voluntad. El tren está atestado de niños en pijama que también se dirigen al Polo Norte. El niño que protagoniza la historia no se deja sorprender por Santa Claus ni por sus regalos, y humildemente solicita como presente un cascabel de un reno. A la mañana siguiente el niño no sabrá discernir si lo que ha vivido era un sueño o la realidad. Esa experiencia, envuelta en una atmósfera cálida y mágica, nos ha acompañado en algún momento de nuestra niñez, y por ello gusta tanto esta excelente obra, más que merecida Medalla Caldecott en 1986.
Cualquier niño ha tenido la oportunidad de disfrutar, en algún momento de su infancia, de la serie animada de “Dragon Ball”. Como la mayoría de animes japoneses, éstos vienen predecidos por una obra original en forma de cómic. Con esta creación Akira Toriyama pasó a convertirse en el mangaka más famoso a nivel internacional y uno de los más vendidos de todos los tiempos. Son Goku, Gohan, Goten, Krillin, Vegeta y compañía nos acompañan a través de más de 500 capítulos que, a su vez, hacen de esta obra una de la más longevas. Las premisas son las de cualquier aventura fantástica, pero con toques originales. La misión de Goku es encontrar las siete bolas de dragón para poder hacer reaildad cualquier deseo. Goku es el arquetipo de protagonista con un carisma superior al resto, que se nos muestra como un “elegido”. Toriyama no duda en ponerlo en apuros, y de esta forma el carácter de “Dragon Ball” se transforma de un producto infantil a otro más juvenil. Mientras que al principio abunda el humor, más adelante éste da paso a las artes marciales y la violencia, y la lucha entre el bien y el mal. Para todos los que han gozado con “Dragon Ball” durante su infancia, he aquí la obra original.
Lucky Luke se ha ganado a pulso ser el vaquero más célebre entre el público infantil. Además de por la exitosa serie televisiva de dibujos animados, por la obra original del excepcional Morris. En la primera entrega de la longeva saga, “Lucky Luke: Arizona 1880”, nuestro querido amigo ya apuntaba maneras. A lomos de su inseparable Jolly Jumper, Lucky Luke encarna al típico vaquero solitario que hace frente a las injusticias en el Salvaje Oeste. Con la particularidad que, dirigiéndose al público infantil, se suprime la violencia y se agudiza el ingenio en las decisiones del vaquero. Aunque en este primer número no aparecen los famosos hermanos Dalton, sí que se enfrentan a Lucky Luke los malvados Big Belly, Pablo y Cheat. Asimismo, algunas de las características que los fans de la obra siempre tienen en mente ya hacen acto de aparición: la silueta recortada de Lucky Luke en el atardecer, su deambular sobre su caballo tocando la armónica o su rapidez al desenfundar más rápido que su propia sombra. Si eres aficionado a este entrañable vaquero, no te lo pienses. Si todavía no lo conoces, ¿a qué esperas?
Una de las novelas más leídas en las escuelas, o recomendadas, es “El principito”. La obra de Antoine de Saint-Exupéry ha trascendido por su genialidad a la hora de combinar reflexiones filosóficas, valores vitales, situaciones extravagantes, un texto atractivo y unas ilustraciones carismáticas. El principito, nuestro protagonista, viene de un pequeño asteroide, y está viajando por planetas que representan miserias de la condición humana. A través de ellos Saint-Exupéry critica la vanidad, el egoísmo, la lujuria o la codicia, por ejemplo. Incluso visita la Tierra, donde se hace amigo de un zorro. Sus giros inesperados provocan en el lector una sensación de necesidad de seguir leyendo, pues cualquier cosa puede suceder. Y, como trasfondo, temas para nada infantiles, ya que el principito representa los valores que todo niño debería aprender, y éstos se van desgranando a lo largo de la historia en pequeñas dosis. Un libro que probablemente es de los favoritos de la infancia de muchos lectores y que, de una forma u otra, siempre te acompañará. Y es que “El principito” te marca.
¿Quién no conoce las historias de Los Cinco? La celebérrima saga de Enid Blyton se inició con este título: “Los cinco y el tesoro de la isla”. En él, los personajes que nos acompañarán a lo largo de la serie son presentados: Dick, Anne, George, Julian y Timothy, el perro. Todo comienza cuando en la costa de Cornualles, durante las vacaciones de verano, se reúnen todos los protagonistas, quienes son primos o hermanos. En una expedición a la isla de Kirrin, encuentran un tesoro que estaba enterrado. Sin embargo, no son los únicos que tropiezan con el botín, sino que unos malhechores se interponen en las aventuras de Los Cinco y los hacen prisioneros. Sólo Timothy aparece oportunamente para rescatarlos. En esta primera entrega se sientan las bases de los veinticinco libros de la saga, en la cual Enid Blyton demostró la importancia de la imaginación en la ficción infantil.
Lassie es uno de los perros más famosos de la ficción. La fama probablemente se deba al éxito de la serie televisiva. Pero no hay que olvidarse que el germen de dicho producto son las excelentes novelas de Eric Knight. En “Lassie vuelve a casa”, el célebre can vive todo tipo de adversidades para regresar con su amo, el joven Joe Carraclough. Lassie se escapa de otras familias, y en su odisea se enfrenta a seres humanos malvados, pero también a otros más benévolos. Los valores que este querido collie siempre ha transmitido son los de fidelidad, lealtad y constancia. El personaje de Lassie está inspirado en el propio perro del autor. Actualmente, Lassie sigue siendo uno de los perros más asentados en el imaginario popular, y sus historias han llegado al corazón de millones de lectores y de espectadores. La obra original de Knight merece ser visitada.