Este libro está narrado en primera persona por el protagonista: un caballo llamado Belleza Negra. A pesar de no poder hablar, siente como una persona. La dureza de otros cuentos infantiles ingleses también está presente aquí, y Belleza Negra es obligado a tirar de un carruaje por las calles de Londres en vez de participar en carreras. Otras personas humildes también sufren ante los ojos de Belleza Negra, pero tanto sufrimiento es finalmente transformado en felicidad cuando su cuidador entra en razón. La idea deriva de la propia experiencia de la autora, pues Anna Sewell era coja desde niña y dependía de estos nobles animales, por los cuales luchó a través de sus letras. Los caballos eran muy explotados durante el siglo XIX, y Sewell ayudó a cambiar esta visión.