El escenario más recurrente para denunciar la esclavitud son las novelas ambientadas en la Guerra Civil estadounidense. Por ello, encontrar un ejemplo fuera del país norteamericano o donde se denuncie a otro país resulta extraño. Más todavía si en este nuevo foco de crítica, Inglaterra, la esclavitud ya había sido abolida tiempo atrás. Éste es el eje de “El esclavo Midnight”. El protagonista, que da nombre a la novela, es africano y trabaja en una plantación de azúcar, hasta que es vendido a un capitán británico. Dicho capitán se dedica a la trata de esclavos a espaldas de las leyes de su país. Midnight conoce a otra esclava, Jess, una chica blanca huérfana que ha sido objeto de comercio en diversas ocasiones. Juntos descubrirán las actividades ilegales del capitán Meredith. Pero no pueden luchar contra la jerarquía de poder, y acaban prefiriendo escapar e intentar una vida digna y tranquila lejos de las abominables garras de la esclavitud. Este libro de Marjorie Darke rebosa brutalidad y crítica a la condición humana, y dicho realismo es en sí mismo una propuesta diferente a muchas de las novelas para adolescentes.