El relato de “El conejo de terciopelo” es muy sentimental y con ciertos aires de tristeza. Cuenta la historia de un conejo de peluche que es regalado a un niño, pero que pronto se aburre de él y lo deja en segundo plano. Más adelante, cuando pierde sus juguetes y solo puede recurrir al conejo, el niño no se separa de él y el peluche se siente muy dichoso. Además, puede incluso participar con conejos reales, sintiéndose de verdad. Sin embargo, el niño se pone enfermo y el conejo lo consuela, y al recuperarse el médico aconseja quemarlo para evitar infecciones. Al conejo se le escapa una lágrima real. Se trata de una historia adaptada en diferentes medios y que inspira el apego por los peluches tan típico de mitad del siglo XX, y que ha sido imitada por otros tantos relatos.