Esta profunda historia pone de manifiesto una actitud muy valorada en el siglo XIX, la bondad innata. Este siglo estuvo plagado de conflictos y se cuestionó realmente que el ser humano pudiera ser bueno por naturaleza. George MacDonald pretende dejar claro que esto existe, y lo hace a través de Diamond, un niño que viaja con el Viento del Norte (personificado como una mujer) a sitios donde todas las vertientes negativas de la personalidad humana no existen. Al volver reparte buenos actos a su alrededor. Las críticas hacia el libro surgieron a raíz de querer equiparar a Diamond con Jesucristo. Posiblemente, este personaje estuvo inspirado en el hijo del autor, que murió joven. Está repleto de poemas y canciones de tono existencial, y su profundidad y misticismo se consideran precursores de las nuevas oleadas de literatura fantástica, representadas por Tolkien y C.S. Lewis, entre otros.