La tradición oral puede reinterpretarse y adaptarse para crear obras infantiles contemporáneas y con elementos que doten de valor añadido a la historia original. Algo semejante es lo que sucede con “Señor Zorro”. El neozelandés Gavin Bishop escogió una fábula del folclore de Massachusetts, la adaptó y le añadió ilustraciones atractivas y cautivadoras. En este libro infantil se cuenta el daño que puede hacer un comportamiento mezquino en el resto de la sociedad. El Zorro protagonista es avaricioso y codicioso, y el rechazo por parte de los demás retroalimenta su odio y su mal comportamiento. El Señor Zorro roba sin escrúpulos, apresa animales y atemoriza a cualquiera que le haga la contraria. “Señor Zorro” podía definirse como un tipo de fábula moderna aderezada con ilustraciones que recrean lugares de Nueva Zelanda y cuyo mensaje no puede ser más directo. Como valor adicional, cabe destacar que “Señor Zorro” recibió el Premio al Libro Infantil del Año en Nueva Zelanda, en 1983.
En “El cocodrilo enorme” Roald Dahl volvió a demostrar por qué era uno de los literatos infantiles más reconocidos internacionalmente y más trascendentes, y por qué su fama sigue vigente. Este cuento es una suerte de fábula moderna sobre la codicia y la avaricia. El protagonista, además, resulta ser el malo de la historia. El Cocodrilo Enorme le cuenta a otro cocodrilo, llamado No Tan Grande, que le apetecería engullir a algún niño para saciar su hambre. Así empieza a urdir su plan, baja al pueblo y se disfraza para pasar desapercibido. De repente, todos los niños del pueblo corren peligro y son salvados porque los animales de la selva bajan a denunciar al cocodrilo. El elefante Trompeta, de sugerente nombre, lanza al cocodrilo al espacio y éste se pierde en la inmensidad. Además de la trama original de Dahl, su estilo basado en juegos de palabras y rimas atrevidas enganchará a los más pequeños como todos los libros de este genial autor. Asimismo, las ilustraciones de Quentin Blake aumentan el valor de esta sobresaliente obra.
El estadounidense William Steig se inició en la literatura infantil pasados los 60 años, pero no por ello impactó menos en este mundo. “Amos y Boris” es uno de sus libros más queridos y celebrados. Esta especie de fábula contemporánea es una oda a la amistad. Los protagonistas son Amos, un ratón, y Boris, una ballena. Entre ambos surge un vínculo aparentemente imposible que se irá haciendo más fuerte a medida que ambos descubren que tienen más cosas en común de lo que se pensaban. Los dos personajes tienen buen corazón y se ayudan mutuamente, en algunos casos incluso salvándose la vida. Un punto de inflexión que los hará inseparables es cuando descubren que son mamíferos, aunque uno de tierra y otro de agua. Esto los unirá más emocionalmente, aunque a la vez supondrá que cada uno tenga que vivir en su hábitat. Sin embargo, la amistad es para siempre y es maravillosa, como todos los pequeños lectores irán descubriendo en su vida.
La serie de libros sobre Sapo y Sepo (Frog y Toad en su versión original) se inició con este “Inseparables” que llegará al corazón de los lectores y le animará a continuar la saga. Arnold Lobel maneja con delicadeza la amistad en su creación más célebre. A pesar de que otras obras le reportaron galardones, Sapo y Sepo le brindaron la fama. Cada libro contiene cinco relatos breves fáciles de leer y con mensajes muy directos. Los personajes protagonistas que dan título a la obra son muy dispares entre sí, pero a la vez muy buenos amigos. Todos los relatos juegan con esta moraleja, en torno a la amistad y a las relaciones entre las personas. El libro tiene la capacidad de evocar en el lector confianza y sensación de haber tenido algo bello entre manos. Y es que Sapo y Sepo se complementan, cada uno con su forma de ser, para ilustrarnos que la tolerancia y la aceptación son valores esenciales que uno debe llevar por bandera a lo largo de toda su vida.
“El león de la pradera” es una especie de fábula moderna que bebe del surrealismo, haciéndola más atractiva para los lectores más pequeños. La neozelandesa Margaret Mahy, en colaboración con la dibujante Jenny Williams, tuvo un golpe de suerte y vio cómo pasó de ser una artista local a tener reconocimiento internacional y publicar 5 libros ilustrados en un año. El relato que aquí se plantea nos habla del miedo y de la amistad, y de la difusa frontera que hay entre éstos y los conceptos más opuestos. El niño protagonista teme mucho a ser emboscado por un león en plena pradera, pese a que estos animales ni siquiera la habitan. Tal es su miedo que su madre le da una caja que dice que al abrirla saldrá un dragón a defenderle. La desbordante imaginación del protagonista se materializa, puesto que abre la caja y aparece un dragón todavía más terrorífico que el propio león. León y niño se hacen amigos y se ocultan del temido dragón. Como antes se ha comentado, este libro es una fantástica fábula contemporánea con elementos fantásticos y reflexiones más ajustadas a los tiempos que corren.
“Los sueños del sapo” se presenta como una recopilación de relatos con marcada influencia del folclore argentino. Su autor, el célebre Javier Villafañe, ha conseguido ser uno de los literatos infantiles más queridos de su país en parte por sus cuentos idiosincráticos y que muestran valores tan humanos. En “Los sueños del sapo”, Villafañe emplea la figura del titiritero (por lo cual él mismo también era famoso) como presentador de las historias. Éstas suelen ser fábulas en las que animales humanizados serán protagonistas de alguna moraleja. Pero también hay ficciones en las que los principales personajes son objetos o niños. Algunos de los cuentos que aparecen son “Las tijeras que cortan la tierra” o “Maese Trotamundos”. Y, por supuesto, “Los sueños del sapo”, que da título a la colección. Todo ello amparado por las ilustraciones del genial Tabaré. Convertido ya en un clásico de la literatura infantil en Argentina, “Los sueños del sapo” es un buen compendio de ideales a transmitir entre los más pequeños.
“Chanticleer y el zorro” es una adaptación de uno de los “Cuentos de Canterbury”. El relato original, titulado “Cuento del capellán de monjas”, es reescrito por la genial Barbara Cooney e ilustrado con la técnica del esgrafiado, dando lugar a una magnífica fábula más adaptada para un público infantil. La historia de Cooney , por la cual ganó la Medalla Caldecott en 1959, deja de lado las intrigas más adultas y la narración al estilo medieval, y cuenta cómo una viuda vive en una granja junto a sus hijas criando animales. Los verdaderos protagonistas, como en otras fábulas, son dichos animales. Concretamente Chanticleer, un gallo al que todos adoran y que conquista a la bonita gallina Pertelote. No obstante, la vanidad de Chanticleer y sus ganas de ser adulado le juegan una mala pasada, pues se deja embaucar por un zorro y éste lo secuestra. El gallo consigue volver a la granja pero lo hace con los pies en el suelo y sabiendo que no debe fiarse de nadie que utilice su punto débil para aprovecharse de él.
Las fábulas de Wilhelm Hey fueron un tremendo instrumento didáctico durante el siglo XIX. Sobre todo gracias a su brevedad: una ilustración acompañada de un poema de dos estrofas. Esta obra aúna 50 poemas en la que los protagonistas son animales y niños, por lo que se pretende enderezar conductas desde la más temprana infancia. Por ello siguen tienen validez actualmente.
Algunos ejemplos de fábulas que contiene este libro son “El cisne”, donde éste riñe a un niño que arroja cosas a los polluelos; “Murciélagos y pájaros”, donde se censura la discriminación; o “Caballito mecedor, caballito de palo”, más cómica.