La historia de “Alfie llega primero” es simplista y en torno a un único suceso, pero está cargada de tensión y emoción por ver cómo acabará. La sensacional Shirley Hughes vuelve a deleitar con un cuento de niño travieso. Alfie corre por las calles por delante de su madre y su hermana pequeña para poder llegar primero a casa. Lo que puede parecer un simple juego de niños para el pequeño Alfie se convierte en todo un desafío. Con este hecho todo el mundo se puede sentir identificado, pues durante la infancia hasta lo más sencillo tiene significado y emoción. Cuando Alfie llega a casa cierra de un portazo y deja a su familia fuera. Para colmo, no alcanza el pomo y no puede abrirles. Ahí comienza la tensión del libro, cuando los vecinos se apiñan en el exterior intento buscar una solución. Hughes también sabe cómo narrar de forma efectiva la historia, pues a dos páginas incluye ambos puntos de vista en cada una. El final es satisfactorio para todos y Alfie estalla de alegría cuando la puerta se abre.
La sueca Gunilla Bergström muestra aquí una obra oscura en la que se alecciona a los niños para que hagan buenas acciones. Su célebre personaje Alfons no concilia el sueño por las noches porque dice que hay un monstruo bajo su cama. El monstruo realmente es una extensión de su arrepentimiento, pues ha tratado mal a un compañero de clase. Los remordimientos de Alfons siguen creciendo cuando durante toda la semana escolar su compañera no aparece por clase. Alfons se esfuerza en realizar buenas acciones, y finalmente el monstruo bajo su cama desaparece. Realmente, este libro es todo un ejercicio de psicología infantil, pues Bergström aborda contextos cotidianos para mostrar los principales miedos y defectos de un niño. Todo ello sin dejar de contar que los más pequeños tienen algo mágico que a todos nos apena cuando sufren, y por eso es nuestro deber educarlos para ayudar a construir un mundo mejor.
AlfonsAberg es uno de los personajes más estimados por el público infantil en Suecia. Éste es el primer libro de su saga, y cuenta como Alfons busca cualquier excusa para no irse a dormir: que le lea un cuento su padre, lavarse los dientes, beber agua, ir al baño… Su pobre padre acaba sucumbiendo al cansancio antes que el propio Alfons.
Se consideran historias rompedoras porque muestran una familia sólo formada por Alfons y su padre. Pero, no obstante, cualquier niño puede verse reflejado en el propio Alfons, lo que ha dotado de universalidad a la obra de GunillaBergström. Las imágenes, realizadas en collage, son atractivas y complejas en cuanto a la expresión a pesar de su aparente sencillez. Por supuesto, el tono del libro es humorístico y tiene finales inesperados.