El libro de “Bill el ladrón”, del matrimonio Ahlberg, es una excepción dentro de los libros infantiles. Mientras que todos los demás cuentos de estas edades tienen protagonistas cargados de bondad y buenas intenciones, los personajes principales de este cuento son ladroenes. Bill y Betty se introducen en casas ajenas para robar objetos que más adelante se dan cuenta que no necesitan en absoluto. Los niños focalizarán su atención más bien en los objetos que cogen y en las formas que Bill y Betty tienen de pasar desapercibidos. Cuando descubren que se sienten mal con su trabajo, vuelven sigilosamente a las casas para devolver los objetos a su sitio. Así se crea un clima de redención que deja un buen mensaje entre los más pequeños. Las ilustraciones muestran unos ladrones estereotipados pero también muy humanos, con una vida tras su trabajo como la de cualquier otra persona.