La saga de “Los seis signos de la luz” presenta cinco novelas y desgrana muchas de las historias del folclore oral del Reino Unido fusionándolas con la fantasía épica moderna. Susan Cooper supo empaparse de las leyendas célticas y artúricas que tantos hogares habían alimentado dándole toques fantásticos. Las descripciones son propias de las mejores novelas del género. El relato comienza en pleno invierno en un clima inseguro y expectante. No obstante, dado al público que va dirigido, en todo momento se mantiene un tono alegre. Uno de los protagonistas es Will, un chico aparentemente insignificante pero que secretamente participa de primera mano en el conflicto entre la Luz y la Oscuridad. Esta lucha eterna, leitmotiv de muchas fantasías, tiene su papel protagonista en “Los seis signos de la luz”. Otros personajes son Jane, Simon, Barney y Merriam, éste último tío abuelo de Will e inspirado en la figura del mago Merlín. Valores de honor y responsabilidad tampoco pueden faltar en este tipo de novelas, y los prejuicios y las malas intenciones son criticados de primera mano. En definitiva, esta serie es una bella aproximación a la fantasía adolescente inglesa de segunda mitad del siglo XX.
“Sopa de calabaza” es un relato escrito por Helen Cooper que muestra valores sobre la amistad y el compañerismo, y cómo esto se puede quebrantar por culpa de las envidias y las vanidades. Los protagonistas son un gato, un pato y una ardilla. Los tres viven juntos y se complementan. A los tres animales les apasiona la música, y forman un grupo en el que cada uno toca un instrumento diferente. Por otro lado, para comer, suelen preparar sopa de calabaza y cada uno tiene un cometido diferente en la cocina. Todo va sobre ruedas hasta que Pato se enfada y quiere estar por encima de los demás. Tras discutir, se escapa de casa. Gato y Ardilla esperan su regreso pero esto no sucede. Finalmente, preocupados, van en rescate de Pato y al cesar su búsqueda entonces éste aparece de nuevo en casa. El cabreo de Pato ha pasado, pero insiste en que quiere cambiar los roles en los instrumentos del grupo. Cuando los tres vuelven a llevarse de maravilla la historia transmite la importancia de superar las diferencias entre personas para tener una buena relación, y como esto es el primer paso para una longeva amistad. Además del texto, Cooper supo complementarlo a la maravilla con sus ilustraciones, y por ello “Sopa de calabaza” fue premiado en 1998 con la Medalla Kate Greenaway.