El libro “El grúfalo”, de Julia Donaldson, está basado en la tradición oral china, aunque adaptado al verso infantil. Donaldson emplea como texto rimas pareadas con un ritmo considerable. Las ilustraciones, de Axel Scheffler, describen a la perfección el animal que da título al cuento. El protagonista es un ratoncito que anda buscando al grúfalo por el bosque de forma involuntaria, ya que realmente no cree en su existencia. El ratón, muy osado, consigue ahuyentar a otros animales y disuadirlos diciendo que el grúfalo es feo y temido. Por sorpresa, acaba encontrándose al grúfalo, y es tal como lo imaginaba: feo, con cuernos, marrón y con una enorme verruga. Lejos de amedrentarse, el ratón se pone a conversar con el grúfalo, el cual está acostumbrado a que todos los animales huyan de él. Como con el ratón no sucede lo mismo, el propio grúfalo piensa que el ratón es el animal más temido del bosque, cambiando por completo las tornas de la historia. En un divertido final, el grúfalo es el que acaba huyendo temiendo por su vida. Se trata de una historia que habla de las apariencias y de que hay que conocer a las personas antes de juzgarlas.
La serie de libros de Hairy Maclary es un clásico de la literatura infantil de Nueva Zelanda. En ellos se muestran inconfundibles escenarios de este maravilloso país, del cual Lynley Dodd resulta uno de sus mejores exponentes. Esta autora estaba obsesionada con los perros, y por ello decidió dedicarles toda una saga de libros. Igual que otros cuentos suelen mostrar a niños como protagonistas, en este caso personajes caninos de todo tipo pueblan las páginas. Por lo tanto, se trata de un mundo más loco, más anárquico, más alborotado. Esto le encantará al público infantil, al tiempo que les entrará ganas de tener una mascota y cuidarla. Las tramas son cotidianas, respecto a lo que a un perro se refiere: la maravilla de comer carne, portarse mal en el veterinario, robar huesos, llevarse mal con los gatos, etc. Se trata de un imprescindible de cualquier guardería, lo cual también indica la valía de sus ilustraciones al tiempo que de su texto rítmico. En los libros de Hairy Maclary no hay lugar para los malos momentos, todo es caos y felicidad.