“¡La señorita Nelson ha desaparecido!” es sólo uno de los tantos libros infantiles que ha dado de sí el tándem formado por el autor Harry Allard y el ilustrador James Marshall. A su vez, este libro pertenece a una exitosa saga en la que los niños podrán contemplarse a sí mismo en su forma de interpretar y ver el la escuela. Todos hemos iniciado un nuevo curso académico con excitación por ver si nos habrán cambiado de aula, de compañeros o de profesores. Este sentimiento es magníficamente plasmado en este cuento. Además, instruye a los niños en el buen comportamiento en clase. A menudo sucede que los profesores más benévolos con sus alumnos no tienen la respuesta que se merecen por parte de sus pupilos. Por otro lado, un maestro estricto genera el miedo entre los alumnos y éstos lo respetan. El profesor amable está representado por la señorita Nelson, mientras que el ejemplo de maestro mezquino se personifica en la señorita Viola Swamp. Finalmente se descubre que ambas son la misma persona, y los niños han aprendido la lección y valorarán lo que tienen, es decir: el buen hacer de la señorita Nelson.
“Dani y el cubo lleno de dinosaurios” es el primero de una serie protagonizada por este niño. El autor Ian Whybrow aporta la historia y un texto cálido, complementado a la perfección por los coloridos dibujos de Adrian Reynolds. La historia cuenta cómo Dani se encuentra en el desván de su abuela unos dinosaurios de juguete que habían sido almacenados mucho tiempo atrás. Dani los limpia y los cuida, y desde ese momento se hace amigo inseparable de estas peculiares mascotas. Los dinosaurios transmiten sensaciones a través de sus gestos, los cuales aparentemente sólo puede apreciar Dani. Esto establece un vínculo especial entre el niño y los juguetes, detalle que encantará a los pequeños lectores. Dani atraviesa momentos de verdadero pánico cuando pierde a los dinosaurios, los cuales transporta en un cubo. Finalmente, todo se resuelve satisfactoriamente y Dani hace todo lo posible por aprenderse los nombres de sus juguetes más queridos.
Los libros de Harry muestran conflictos globales a los que cualquier niño se enfrenta en su infancia. El protagonista es un perro blanco de manchas negras que no le gusta que le bañen. Por ello, entierra el cepillo y se marcha de casa. Cuando Harry se ensucia de verdad en sus peripecias fuera de casa el color de su piel se invierte, siendo negro con manchas blancas. Al volver a casa nadie lo reconoce. Finalmente, desentierra el cepillo porque quiere lo bañen y así se dan cuenta que es Harry de nuevo. Las dificultades de Harry casan a la perfección con los dibujos borrosos de Margaret Bloy Graham, colaboradora eterna de Gene Zion. Además, su mensaje de obediencia consentida es bien recibido por el público más infantil.