En este libro, Oliver Jeffers repite protagonista y vuelve a emplear al mismo chico que en “Cómo atrapar una estrella”. Esta historia describe la soledad infantil y la importancia de sentirse querido por alguien. En ella, el niño protagonista recibe en su portal un pingüino con aspecto taciturno. El chico decide encargarse de devolver al pingüino a su lugar de origen, y para ella contará con la inestimable ayuda de un pájaro y de su pato de juguete. Cuando descubre que viene del Polo Sur, el chico se dirige allí empleando un bote. Nada más lejos de la realidad, el pingüino sigue tristón cuando el niño lo deja en su hogar. Aunque el niño vuelve a su casa, se percata enseguida de que el pingüino se sentía un ser solitario y que eso era lo que le compungía. Ambos remarán uno en búsqueda del otro sin avistarse, lo cual creará un clima de tensión hasta que, finalmente, se encuentren. Entonces se convierten en amigos inseparables. En “Objetos perdidos”, Oliver Jeffers vuelve a sentar cátedra como uno de los mejores autores infantiles de la actualidad.
Las historias de Ivor son bastante surrealistas y se encuentran en la línea de otras en las que se muestran objetos, vehículos o construcciones antropomórficas. Ivor es una locomotora verde con pensamiento propio que viaja por Gales con el conductor Jones Vapor. Pese a estar servida de carbón y agua, no es feliz. Su amo averigua que quiere cantar en un coro. Con la ayuda de Dai Estación es llevado al coro de Evans Canción, a quien el tono de Ivor no convence. Después llevado al señor Morgan, quien le arregla las tuberías y es finalmente aceptado en un coro. Estos libros surgieron a partir de un programa británico de diez minutos. El escritor Oliver Postgate participaba en el proyecto previo, así como el ilustrador Peter Firmin. Esta obra está muy influenciada por el poeta galés Dylan Thomas en lo narrativo y se caracteriza por dibujos anacrónicos y simples.