El señor Bowditch al que hace referencia el título de la novela es, ni más ni menos, que Nathaniel Bowditch, célebre matemático y navegante. Este emprendedor de los siglos XVIII y XIX es conocido como uno de los padres de la navegación actual. Bowditch es precisamente el protagonista de la novela, pues el autor Jean Lee Latham acostumbrada a integrar personajes históricos en sus relatos. “Siga, señor Bowditch” cuenta ni más ni menos que la vida de esta figura esencial de la navegación a modo de cuento juvenil. Y es que la vida de Bowditch fue intensa y llena de obstáculos. Desde pequeño quiso estudiar matemáticas pero no pudo porque su familia nunca atravesó buenos momentos económicos. Para conseguirlo fue autodidacta y trabajó durante años como contable. Cuando aprendió matemáticas, Bowditch empezó a revisar y corregir cartas de navegación, y acabó exponiendo sus pensamientos en su obra “The New American Practical Navigator”. Esta novela es un perfecto ejemplo de ficción histórica y biográfica, y además se adentra en las vivencias de una figura digna de admirar.
Este libro infantil de Philippe Lechermeier es una antología de personalidades femeninas aderezada con un fuerte sentido del humor y una crítica a la forma con la que la gente muchas veces prejuzga a los demás. El libro está dividido en descripciones biográficas de hipotéticas princesas inventadas por el autor. El nombre de éstas (Poupoupidou, Cappriciosa o Amnésie, por ejemplo) ya denota un cierto sentido del humor. Los retratos de las princesas son dibujos de collage y acuarela llevados a cabo por Rébecca Dautremer, y casan a la perfección con los versos de diferente métrica que son empleados. Como princesas que son, las historias de las mujeres que desfilan por “Princesas olvidadas o desconocidas” contienen intrigas de palacios, secretos inconfesables y lugares remotos con encanto. Se trata de un libro muy recomendable para entretenerse y para identificarse con alguna de las chicas que lo protagonizan.