Los cuentos de Alison Uttley, especialmente “La Ardilla, la Liebre y la Conejita Gris” disfrutaron de un tremendo éxito desde su primera publicación. Las historias son inteligentes pero sin perder ápices de sencillez. De esta forma, los niños tratarán de imitar a estos entrañables animales, los cuales son un ejemplo en cuanto a la enseñanza de valores morales. Se tratan temas como la amistad verdadera, el amor por la naturaleza, las experiencias primerizas o el aprendizaje de los errores. Además de divertir, este libro instruye. Por ello debería considerarse un imprescindible de la literatura infantil.
Este libro resulta muy especial porque se basa en dos construcciones reales, las cuales se hicieron famosas y trascendieron precisamente gracias al propio cuento. Se trata de un pequeño faro rojo situado bajo el puente George Washington de Nueva York. Inicialmente solo y usado como guía de los barcos, el faro rojo se asusta cuando comienzan a construir sobre él un gran puente gris. Pronto se siente inútil y piensa que lo derribarán. No obstante, el propio puente lo tranquiliza, y le dice que él seguirá siendo el amo del río Hudson. Es un acto de camaradería entre objetos inertes, lo cual siempre transmite una sensación de afecto. Los dibujos de Lynd Ward son geniales, acompañados de la imaginación de Hildegarde H. Swift. Se pretende mostrar que todas las cosas tienen su lugar en el mundo, necesario para que el niño se eduque en el respeto, pero también para mantener su autoestima conforme va creciendo. El faro protagonista todavía se encuentra en pie, aunque en desuso.