“La niña que amaba a los caballos salvajes” fue Medalla Caldecott en 1979 y premió así a uno de los autores que con pasión mejor han descrito a los indios nativos norteamericanos, concretamente a los de las llanuras centrales. A pesar de que Paul Goble era inglés, se enamoró de Dakota del Sur de tal forma que fue la principal fuente de inspiración para su obra. La historia se centra en una niña a la cual le encantan los caballos, con quienes deambula por las llanuras junto a su pueblo. Un día, la manada y el pueblo se separan, y la niña tiene el dilema de si permanecer con sus congéneres o seguir a la manada. Los caballos, especialmente el líder, manifiestan el deseo de que la niña esté con ellos. La niña acaba juntándose con la manada. Una misteriosa yegua aparece más adelante junto al semental… Las ilustraciones evocan las llanuras de Estados Unidos y la cultura india como pocos libros lo han hecho, sirviendo de homenaje al pueblo nativo.