Las novelas posapocalípticas despiertan un interés genunio y curioso porque muestran a seres humanos obligados a sobrevivir en ambientes de lo más hostiles. Las personas a menudo se comportan de forma irracional movidas por el instinto. En “Taronga”, Victor Kelleher nos traslada a Australia. Ben, el protagonista, pasa de supervivir en el campo a hacerlo en la ciudad, descubriendo que tiene el don de controlar a los animales. En Sidney, Ben llega al zoo de Taronga, espacio reconvertido en fortín de personas que quieren subsistir. Ben entablará nuevas amistades pero pronto comprenderá que Taronga no es un lugar seguro. Junto a su compañera Ellie, nuestro querido Ben liberará a los animales y todos se irán a vivir al entorno natural australian, el cual es virgen y más seguro que la propia ciudad. El relato está fuertemente influenciado por el carácter del autor, quien nació en Inglaterra y vivió su infancia en África. De ahí la importancia que éste da a los animales y su ingenio para situarlos en Australia, su hogar de adulto. Se trata de un cuento de esperanza ante los momentos más tensos que se puedan vivir.
Muchas veces, para aprender una lección, hay que exagerar las consecuencias de la misma. Sobre todo si se está tratando de educar a un niño. En este libro, Verna Aardema se inspira en un mito africano para poner de manifiesto las consecuencias de obrar mal y de mentir a los demás. El título del cuento, “Por qué zumban los mosquitos en los oídos de la gente”, es respondido a través de la historia que es contada. El relato se inicia con el mosquito mintiendo a la iguana. Ésta, abrumada por lo que el mosquito le ha contado, se tapa las orejas, y ofende a la serpiente pitón, quien piensa que la iguana está siendo maleducada con ella. Un cúmulo de malentendidos encadenados provocará que el sol acabe por no salir. Al final todos descubren que la culpa había sido del mosquito, quien aprende del error y no vuelve a mentir nunca más. Para asegurarse que nadie está enfadado con él, el mosquito estará siempre rondando los pensamientos de los demás. Es por eso que los mosquitos, como bien dice el cuento, zumban en los oídos de la gente. Una moraleja sobre la verdad que todos debemos tener bien aprendida.
Por su calidad y por su propuesta original, “La sorpresa de Nandi” es uno de los clásicos favoritos para padres, hijos e instructores. En vez de tratar situaciones cotidianas reconocibles, introduce una cultura totalmente diferente y personajes no tan dirigidos al público infantil, aunque esenciales para que aprendan conceptos de tolerancia. En él se cuenta la historia de Nandi, una niña africana que trata de llevar una cesta de frutas a su amiga Tindi, sufriendo durante el camino el robo de piezas de fruta por parte de los animales. Al final el contenido de la cesta ha cambiado totalmente pero a Tindi acaba gustándole más. Se introducen mujeres fuertes que se enfrentan a situaciones problemáticas. Las ilustraciones son coloridas y cálidas, reflejando un paisaje africano, y la aparición de los animales también gusta mucho a los niños.
El niño Chaka habla con su abuelo, Papá Dembo. Es el más sabio del poblado y le encanta contar historias, por eso Chaka le pregunta muchas cosas relacionadas con la historia de África, su cultura y sus tradiciones. El abuelo, lleno de sabiduría, le cuenta cómo es el gran continente en el que viven y le transmite todo su amor. Historias del origen del hombre, de sus antepasados, de su familia, de su aldea, y de lo que hacían para comer, para celebrar fiestas, sus relaciones con los animales y los espíritus. La belleza de este libro -que también se ha publicado en un formato grande- reside en la bella prosa que recuerda las tradiciones orales, pero también en las ilustraciones, collages que mezclan dibujos e imágenes y que transmiten la estética de una cultura. En las páginas finales, un mapa del continente relaciona dibujos con países.