Uno de los mayores bombazos comerciales de la literatura infantil en Estados Unidos es la serie “Si le das a…”, de Laura Joffe Numeroff. Ésta archiconocida saga se inició con “Si le das una galletita a un ratón”, y ya dispuso los cimientos que caracterizarían al resto de entregas. Las ilustraciones de Felicia Bond cautivan al lector al tiempo que éste se sumerge en refranes, ideas y tretas originalmente escritas. Uno de los principales temas a tratar son las reacciones en cadena, y cómo un acto acarrea consecuencias. Como es de imaginar, la aparentemente inofensiva causa ocasiona un efecto delirante y nada lógico, el cual maravillará a los niños. Indirectamente también se está describiendo la insatisfacción de los más pequeños, quienes a menudo muestran una curiosidad insaciable. En este libro precisamente caen presos de la curiosidad, y no es de extrañar que los lectores más avezados memoricen sus líneas y las repitan en voz alta. Todo un clásico que gustará a niños y a padres casi por igual.
El protagonista de “Soy el pequeño yo” es un animal indefinible que no encuentra su lugar en el mundo a causa de que no sabe qué es realmente. Viaja para compararse con otros animales y, aunque tiene rasgos de unos y otros, no es como ninguno de ellos. En su periplo es tratado de muchas formas diferentes, causando grandes emociones en el animal a medida que su decepción por su crisis de identidad crece. Finalmente, se replantea la importancia de dicha pregunta y se responde a sí mismo: “¡Yo soy yo!”. Así, se hace hincapié en sentirse conectado con los demás pero sin perder la propia personalidad. Cada uno es como es, y debe quererse por ello. Mira Lobe lo explica muy bien en este fenomenal cuento, ilustrado atractivamente por Susi Weigel.