“El hombre del carro de bueyes” es una oda a la vida rural norteamericana del siglo XIX. En esta historia se describe el devenir de una familia en la que padres e hijos trabajan con tal de salir adelante. La importancia de respetar los ciclos de cultivo, las labores del campo y el autoabastecimiento sirven para mostrar cómo nuestros antepasados vivían anclados en una rutina de supervivencia sin dejar de tener una vida satisfactoria. Aunque a priori esto no parezca divertido, a los niños les encanta adivinar qué va a pasar a continuación, en la siguiente estación del año. La previsibilidad del argumento les hará sonreír cada vez que lo adivinen. Además, simultáneamente se les inculcan valores de trabajo, convivencia y esfuerzo. El autor Donald Hall se inspiró en un poema propio para desarrollar esta historia, y se asoció con la artista Barbara Cooney para incorporar ilustraciones sencillas pero cargadas de información.
Los libros del autor afroamericano Donald Crews están cargados de imágenes urbanas y de objetos pero casi nunca aparecen personas. Sus magníficos dibujos hacen que sea uno de los autores que mejor saben narrar sin necesidad de incluir mucho texto. En esta historia en concreto el protagonista es el tren y el concepto de movimiento. La idea surgió de los propios viajes del autor durante su infancia para veranear en Florida. Aunque haya pocas palabras, el ejercicio didáctico que supone disfrutar este libro no tiene parangón. Crews enseña los colores primarios, el movimiento, la progresión temporal, la velocidad y el cambio de lugar, todo en uno. Por tanto, se podría decir que es una pequeña maravilla dentro de los libros infantiles y una adquisición imprescindible si te gusta que tus hijos aprendan de verdad mientras recurren a una buena historia.