La literatura adolescente húngara tuvo en Éva Janikovszky a uno de sus mejores exponentes, en Lászlo Réber a su eterno colaborador y creador de ilustraciones inolvidables, y “¿A quién se parece este chico?” una de sus obras más representativas. Protagonizada por un adolescente en pleno desarrollo físico y psicológico, cualquier lector se sentirá identificado con la metamorfosis sufrida por este chico. Ni siquiera sus padres lo reconocen, pues además de la altura que ha adquirido, se ha hecho taciturno y misterioso. La obra recibió en su país el Premio Móra Könyvkiadó, y representa uno de los mayores éxitos de la autora, con permiso de otras magníficas novelas como “Si yo fuera mayor” o “Felicidad”. Janikovszky trata siempre temas reflexivos y que nos acercan a la visión que los niños y jóvenes tienen de los adultos y del resto del mundo. Los dibujos de Réber captan a la perfección el estilo narrativo y las sensaciones de la adolescencia pese a su sencillez. Un estupendo libro que dará que pensar a más de uno.
Lilo es uno de los innumerables ejemplos de animal realmente feroz que es humanizado en un cuento infantil. Además, de forma muy entrañable. Este cocodrilo vive en una casa en Nueva York acogido por la familia Primm. Lilo es muy popular en su barrio, su madre adoptiva lo quiere y ayuda a su hermano con los deberes. El único vecino que no lo soporta es el señor Gruñón, porque vuelve loca a su gata Loretta. Cuando un día Lilo se pierde en el supermercado, el señor Gruñón lo captura y lo lleva al zoo. Finalmente Lilo es rescatado y vuelve a casa. Las ilustraciones muestran un animal inseguro y afable, derrochando alegría. El texto es puro ingenio. Sin duda, esta obra de Bernard Waber aúna a la perfección moraleja y entretenimiento.