La asunción de la realidad y del verdadero funcionamiento del mundo es algo a lo un adolescente se enfrenta de forma progresiva. Las consecuencias de esta comprensión suelen ser la decepción, la frustración y el desasosiego. Los cambios psicológicos provocan que lo que antes se veía de color de rosa, ahora parezca gris o negro, y madurar es clave para seguir siendo feliz. Este es el leitmotiv de “Mira cómo huyen”, novela de David McRobbie en la cual se nos muestra a una familia que debe huir de una misteriosa persecución para ponerse a salvo. La causa son unos chanchullos o participaciones extrañas del padre de la familia Cassidy, Don, en un juicio. La narradora es Emma, hija de Don de quince años, quien a través de su mirada sostiene el suspenso del relato mientras la familia Cassidy huye de Inglaterra a Australia para poder llevar una vida tranquila y normal. La tensión nunca desaparece ni en la otra punta del mundo, y Don cambia su punto de vista y decide enfrentarse a la justicia para que su familia puede vivir siempre en paz.
El protagonista de “Soy el pequeño yo” es un animal indefinible que no encuentra su lugar en el mundo a causa de que no sabe qué es realmente. Viaja para compararse con otros animales y, aunque tiene rasgos de unos y otros, no es como ninguno de ellos. En su periplo es tratado de muchas formas diferentes, causando grandes emociones en el animal a medida que su decepción por su crisis de identidad crece. Finalmente, se replantea la importancia de dicha pregunta y se responde a sí mismo: “¡Yo soy yo!”. Así, se hace hincapié en sentirse conectado con los demás pero sin perder la propia personalidad. Cada uno es como es, y debe quererse por ello. Mira Lobe lo explica muy bien en este fenomenal cuento, ilustrado atractivamente por Susi Weigel.