Lucky Luke se ha ganado a pulso ser el vaquero más célebre entre el público infantil. Además de por la exitosa serie televisiva de dibujos animados, por la obra original del excepcional Morris. En la primera entrega de la longeva saga, “Lucky Luke: Arizona 1880”, nuestro querido amigo ya apuntaba maneras. A lomos de su inseparable Jolly Jumper, Lucky Luke encarna al típico vaquero solitario que hace frente a las injusticias en el Salvaje Oeste. Con la particularidad que, dirigiéndose al público infantil, se suprime la violencia y se agudiza el ingenio en las decisiones del vaquero. Aunque en este primer número no aparecen los famosos hermanos Dalton, sí que se enfrentan a Lucky Luke los malvados Big Belly, Pablo y Cheat. Asimismo, algunas de las características que los fans de la obra siempre tienen en mente ya hacen acto de aparición: la silueta recortada de Lucky Luke en el atardecer, su deambular sobre su caballo tocando la armónica o su rapidez al desenfundar más rápido que su propia sombra. Si eres aficionado a este entrañable vaquero, no te lo pienses. Si todavía no lo conoces, ¿a qué esperas?
El escenario más recurrente para denunciar la esclavitud son las novelas ambientadas en la Guerra Civil estadounidense. Por ello, encontrar un ejemplo fuera del país norteamericano o donde se denuncie a otro país resulta extraño. Más todavía si en este nuevo foco de crítica, Inglaterra, la esclavitud ya había sido abolida tiempo atrás. Éste es el eje de “El esclavo Midnight”. El protagonista, que da nombre a la novela, es africano y trabaja en una plantación de azúcar, hasta que es vendido a un capitán británico. Dicho capitán se dedica a la trata de esclavos a espaldas de las leyes de su país. Midnight conoce a otra esclava, Jess, una chica blanca huérfana que ha sido objeto de comercio en diversas ocasiones. Juntos descubrirán las actividades ilegales del capitán Meredith. Pero no pueden luchar contra la jerarquía de poder, y acaban prefiriendo escapar e intentar una vida digna y tranquila lejos de las abominables garras de la esclavitud. Este libro de Marjorie Darke rebosa brutalidad y crítica a la condición humana, y dicho realismo es en sí mismo una propuesta diferente a muchas de las novelas para adolescentes.
“El saco de desaparecer” transforma una historia inicialmente triste en algo totalmente divertido. El relato se centra en el menor de cuatro hermanos, Morris, quien por Navidad sólo recibe un oso de peluche mientras que los demás tienen regalos más jugosos. Además, tampoco es invitado a jugar con sus hermanos. Morris se entristece y se sienta a solas bajo el árbol de Navidad. Entonces descubre un regalo del cual nadie se había percatado, un saco que hace invisible a quien se introduce dentro. Morris lo utiliza para hacer travesuras sin ser castigado, y para usar los juguetes de sus hermanos sin ser visto. El texto muestra la vida cotidiana, y las imágenes juegan con el misterio de no saber dónde se encuentra Morris, al cual se puede descubrir siempre por algún detalle. El desenfado con el que Rosemary Wells trata la historia resulta muy atractivo para los lectores más primerizos.