Willard Price es uno de los más reconocidos escritores de aventura pura y dura. Sus historias tienen componentes tan realistas que ayudan al lector a sumergirse en dicha aventura, a sentirla como una experiencia propia; pero también contienen toques de surrealismo que hacen la aventura más fascinante y trepidante. Este tipo de licencias aparecen en “Aventura en Amazonia” de la mano de los hermanos Hal y Roger Hunt. El padre de ambos, zoólogo, debe abandonar la misión por problemas familiares, sin que ello perjudique el viaje de los hermanos Hunt. El resto, nos lo podemos imaginar, un desfile de animales y plantas, de situaciones peligrosas, de lucha por la supervivencia y de muertes inesperadas. Un valor añadido son las descripciones que Price ofrece del Amazonas y su ecosistema. En definitiva, una novela apasionante que contrasta la emoción de la vida en la naturaleza con la psicología más urbanita.
Esta novela de Alan Garner revlucionó en 1967 las historias de fantasmas. Además de esta temática, el autor británico evoca la eterna tensión entre Inglaterra y Gales. La historia critica las apariencias y las costumbres que en ocasiones se adaptan sin ser cuestionadas. Asimismo, “La vajilla del búho” es considerada una adaptación de la leyenda galesa de Bloudewebb. Los protagonistas son Alison, Roger, y Gwyn, jóvenes a los que unen diferentes vínculos y que deben enfrentarse a unos curiosos obstáculos durante sus vacaciones de verano. El drama arranca cuando Alison descubre una curiosa vajilla en la casa donde veranea. A partir de entonces, los tres jóvenes parecen anclados a sus destinos y cualquier intención de variarlos resultará inútil. Todo ello aderezado por un paisaje lúgubre donde las montañas, el valle y el río tienen un aspecto fantasmagórico que aumenta la aprensión. Como se ha comentado, la tensión también aumenta a causa de los conflictos entre los diferentes personajes, de distinta clase social y nacionalidad. Por último, cabe destacar que este tenebroso relato permitió a Alan Garner conseguir la prestigiosa Medalla Carnegie.
¿Quién no ha oído nunca hablar de las historias del Rey Arturo? A caballo entre la realidad y la ficción, estas leyendas medievales ambientadas en Inglaterra son posiblemente una de las fuentes de fantasía más importantes de la cultura occidental. Como todo relato folclórico, se constituyó originalmente con la tradición oral y con escritos dispersos, en este caso siendo principalmente la obra de sir Thomas Malory. El genial cuentista Roger Lancelyn Green elaboró una obra unificada y adaptada a un público más infantil, la cual publicó en 1953. El resultado es este “El rey Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda”, de tremendo éxito comercial. En ella se cuenta cómo un niño fruto de un rey y una vasalla es secuestrado y protegido por el mago Merlín. Más adelante, cuando el rey muere y el caos se apodera de Inglaterra, Merlín diseña una treta para conseguir alzar a Arturo como rey de Inglaterra. Y dicha artimaña no es ni más ni menos que la famosa espada en la piedra que el propio Arturo conseguirá extraer y lo proclamará rey.
Roger Hargreaves creó a Don Cosquillas para moralizar a su hijo Adam. El protagonista representa las cosquillas en la forma de una bola de piernas cortas y brazos alargados. Don Cosquillas se sirve de sus elásticos brazos para alcanzar cosas impensables, pero también para provocar cosquillas en la gente… Un día sale a hacer cosquillas a la gente que se encuentra por la calle, y provoca un caos al molestar a trabajadores como policías, profesores, médicos o carniceros, entre otros. Dadas las consecuencias de que Don Cosquillas haga eso, el niño que escuche el cuento debe saber comportarse para que este personaje no aparezca y le moleste. Se trata de una lectura entretenida a la vez que aleccionadora. Hargreaves escribió más libros de una serie llamada Don.