“El cochecito de caballos” es un famoso libro de Graham Greene protagonizado por un coche de caballos, como otros cuentos que tanto gustan a los más pequeños. Aunque Greene escribió para adultos principalmente, esto no le impidió ganarse el reconocimiento de la crítica con este cuento. Además, también transmite la sensación de opresión que sufren clases bajas de la sociedad. La historia se centra en el señor Potter y en su pequeño negocio de barrio, el cual se ve seriamente amenazado cuando instalan al lado unos grandes almacenes. Unos extraños acontecimientos se suceden y el señor Potter intenta ser robado, lo cual es impedido por el coche de caballos y el caballo Brandy, empleados para repartir a domicilio. El final es completamente feliz para Potter, pues los grandes almacenes entran en quiebra y él no pierde su negocio. Dos son las ediciones recordadas de este libro por sus diferentes ilustraciones: la primera, de Dorothy Craigie, y una posterior de Edward Ardizzone.
“El hombre del carro de bueyes” es una oda a la vida rural norteamericana del siglo XIX. En esta historia se describe el devenir de una familia en la que padres e hijos trabajan con tal de salir adelante. La importancia de respetar los ciclos de cultivo, las labores del campo y el autoabastecimiento sirven para mostrar cómo nuestros antepasados vivían anclados en una rutina de supervivencia sin dejar de tener una vida satisfactoria. Aunque a priori esto no parezca divertido, a los niños les encanta adivinar qué va a pasar a continuación, en la siguiente estación del año. La previsibilidad del argumento les hará sonreír cada vez que lo adivinen. Además, simultáneamente se les inculcan valores de trabajo, convivencia y esfuerzo. El autor Donald Hall se inspiró en un poema propio para desarrollar esta historia, y se asoció con la artista Barbara Cooney para incorporar ilustraciones sencillas pero cargadas de información.