¿Cómo es posible que las aventuras de un coche antiguo den para tanto? “Gumdrop” es el mejor ejemplo de ello. El nombre del protagonista deriva de la onomatopeya emitida por el motor cuando es arrancado. A Gumdrop lo conduce el señor Oldcastle, quien se adueña del coche cuando éste es abandonado por sus anteriores dueños. A ellos se une también el perro del señor Oldcastle, llamado Horace. Las peripecias de estos tres compañeros han dado para 37 entregas de “Gumdrop”, escritos e ilustrados por el artista gráfico Val Biro. El propio autor se inspiró en un Austin Clifton que compró en los años 60’ y que desde entonces ha ido exhibiendo en diversas exposiciones automovilísticas, a las cuales acuden fans de “Gumdrop”. Las historias de los diferentes libros llevan a los personajes a enfrentarse a piratas, contrabandistas, animales, marcianos y fantasmas, entre otros. Un clásico que traspasó fronteras y ha sido traducido a varios idiomas.
Este maravilloso libro de P. D. Eastman está repleto de perros en situaciones de lo más variopintas. No existe una trama única. Muchos perros de distintas razas disfrutan de vivencias extravagantes pero a la vez muy humanas. El texto es monosilábico principalmente, lo que ofrece un ritmo repetido y rimado. Se considera una obra perfecta como vínculo entre los cuentos contados a los niños y los leídos por ellos mismos. Además de los perros, un factor común son los distintos tipos de vehículos en los que aparecen. La sencillez y diversidad le aportan magia a esta obra.