Mientras que en la primera entrega de Corduroy el osito protagonista lucha por ser comprado y finalmente disfruta de una vida en familia, en esta segunda parte se enfrenta a una situación desesperada en lo que parecía ser una jornada divertida para él y su familia. Corduroy acude con Lisa y su madre a la lavandería. Siempre atento a lo que hacen los humanos, Corduroy queda fascinado por cómo Lisa chequea los bolsillos para no introducir nada de valor o por error en la lavadora. El osito quiere hacer lo mismo, pero se percata de que no tiene bolsillos. Sin avisar a Lisa, Corduroy se va a buscar material para fabricarse uno, pero inevitablemente se acaba perdiendo y vuelve a la lavandería en el cubo de un artista. Por suerte, Corduroy acaba siendo rescatado al día siguiente y no hay momento más feliz que su reencuentro con su familia. Don Freeman sabía perfectamente cómo tratar temas como la seguridad infantil o tener una familia que te quiera, pues él mismo era huérfano y en su vida se sintió como un juguete abandonado y rescatado de forma feliz.
El poeta japonés Michio Mado indagó en la literatura infantil más que en ningún otro campo durante su extensa carrera. “El bolsillo mágico” es un ejemplo tardío de ello. Tras el éxito de una obra similar anterior, Mado se alió de nuevo con el ilustrador Mitsumasa Anno para crear esta magnífica antología de poemas infantiles. En sus versiones adaptadas a otros países se puede apreciar las diferencias gramaticales de la lengua japonesa, y resulta importante saborear las rimas y sonidos de este país. Mado es capaz de introducirse en la mente de un niño y narrar los poemas como si fuera uno de ellos. Todos los poemas tienen un toque de humor inocente, pero también curioso, que recordarán a las series de animación japonesas. No obstante, si por algo Mado es reconocido, y que le valió el Premio Hans Christian Andersen, es por su capacidad para hacer reflexionar a los lectores. El texto a menudo interactúa con las ilustraciones monocromas, y también aparecen muchos elementos surrealistas. Se trata sin duda de una oportunidad genial para acercarse a la literatura infantil japonesa de la mano de uno de los autores más prestigiosos de este país.