Actualmente las historias creadas en Japón, representadas sobre todo en forma de manga (cómic japonés), son admiradas por su originalidad y profundidad. Lo mismo sucedía ya con “Tren nocturno de la Vía Láctea” en los años 30’. En esta novela de Kenji Miyazawa, ilustrada por Bryn Barnard, se fusionan elementos de la cultura japonesa con rasgos de la sociedad occidental. Y es que, en este sentido, en Japón se estaban produciendo cambios. El protagonista es Giovanni, acompañado de su inseparable amigo Campanella. Mientras una noche se celebra el Festival del Centauro, Giovanni, quien sube a un monte a vislumbrar las estrellas, se descubre a sí mismo montado junto a su amigo en un tren que viaja por la Vía Láctea. La novela está plaga de elementos metafóricos, presentados a lo largo del viaje de los protagonistas. La forma en que dichas metáforas aparecen es deliciosa. Finalmente, sólo quedan en el tren los dos amigos y Campanella desaparece en el cielo. Al día siguiente, Giovanni se entera de que ha estado a punto de morir y que Campanella se sacrificó por él para salvarlo. Todo un canto a la amistad en forma de clásico de la literatura infantil japonesa.
“La cocina de noche” es otra maravillosa obra del genial autor Maurice Sendak (más conocido por “Donde viven los monstruos”). Tanto su texto como sus dibujos resultaron revolucionarios durante su publicación en los años 60’ y 70’. En este cuento se narran las aventuras nocturnas de Mickey a través de uno de sus sueños, en el cual es diminuto y llega a su cocina, gigante, donde hay 3 panaderos. Mickey cae en el plato de la masa pero logra salir airoso antes de que lo horneen. Después, recubierto de masa, se dirige en un avión de pan hacia la botella de leche, donde se lava y además la proporciona para ayudar a los panaderos. Antes de amanecer Mickey vuelve a su cama. A los niños le suelen gustar las alocadas aventuras ideadas por Sendak, y esta, un tanto anárquica, también hará las delicias de los pequeños lectores.