La impactante premisa de “El tigre que venía a tomar el té” lo hace un libro infantil necesario a la vez que extravagante. Judith Kerr hizo derroche de su cautivadora imaginación en esta historia donde un tigre se presenta en casa de una familia a tomar té. El recibimiento ya resulta sorprendente, puesto que la familia no se opone a nada. El tigre se bebe el té, pero además acaba con el resto de reservas de comida y bebida. Sophie, la niña, está preocupada, y sólo tiene un momento de alivio cuando el animal marcha de casa. Los padres de Sophie escarmientan y se preparan ante otra posible visita del felino llenando la despensa de víveres. Aunque Sophie y sus padres no tengan miedo realmente de que el tigre pueda dañarlos, el lector se encuentra en constante tensión por ver cómo se desarrollarán todos los eventos. Un excelente relato que combina extrañamente intriga y diversión.
“Te querré siempre”, del canadiense Robert Munsch, es un libro infantil de profundo sentimentalismo. Es ideal para valorar el amor maternal, pero puede hacer saltar las lágrimas tanto a padres como a niños. La trama gira en torno a la relación madre-hijo. La madre le canta todas las noches a su bebé que lo querrá siempre. Nunca se separa de él, en ninguna etapa de su vida: niñez, adolescencia, juventud, madurez y vida adulta. Cuando incluso el hijo vive en otro sitio, la madre se cuela en su hogar para sentir que lo cuida. Al final vemos a la madre envejecer y fallecer, y entonces es el hijo el que le canta a ella. Como se ha comentado, es una historia conmovedora y tierna, y quizá no todos los niños la disfruten a cada momento. Se trata de un libro que roza más a un adulto y que lo hace reflexionar sobre la importancia de la familia. Se debe considerar un libro infantil imprescindible a ser recordado por los niños más adelante. Además, es todo un best-seller de los cuentos infantiles, pues desde su publicación en 1986 ha vendido más de veinte millones de ejemplares en todo el mundo.
“Adivina cuánto te quiero”, de Sam McBratney, fue finalista en 1994 del Premio Kurt Maschler, y rápidamente se ha convertido en un reconocido libro infantil a nivel internacional. Se trata de un conmovedor relato sobre el amor entre una madre y su hija. Las protagonistas son dos liebres, la Pequeña Liebre Colornuez y la Gran Liebre Colornuez. La historia transcurre en el ámbito rural pero el comportamiento de las liebres se acerca al de un humano, como si se tratara de una niña y una mujer. Esto hará que los lectores se sientan más identificados y que sientan más cercana la ternura que los versos de McBratney transmiten. Junto a ellos, las ilustraciones de Anita Jeram aportan realismo a la historia, y apuntalan la tranquilidad que el libro pretende transmitir. La clave narrativa es que la pequeña liebre pregunta a su mamá “Adivina cuánto te quiero”, y las respuestas de ésta, cada vez más ingeniosas, llegarán al corazón de los más pequeños y harán que quieran de inmediato abrazar a su propia madre y sentirse protegidos.