Esta novela de Alan Garner revlucionó en 1967 las historias de fantasmas. Además de esta temática, el autor británico evoca la eterna tensión entre Inglaterra y Gales. La historia critica las apariencias y las costumbres que en ocasiones se adaptan sin ser cuestionadas. Asimismo, “La vajilla del búho” es considerada una adaptación de la leyenda galesa de Bloudewebb. Los protagonistas son Alison, Roger, y Gwyn, jóvenes a los que unen diferentes vínculos y que deben enfrentarse a unos curiosos obstáculos durante sus vacaciones de verano. El drama arranca cuando Alison descubre una curiosa vajilla en la casa donde veranea. A partir de entonces, los tres jóvenes parecen anclados a sus destinos y cualquier intención de variarlos resultará inútil. Todo ello aderezado por un paisaje lúgubre donde las montañas, el valle y el río tienen un aspecto fantasmagórico que aumenta la aprensión. Como se ha comentado, la tensión también aumenta a causa de los conflictos entre los diferentes personajes, de distinta clase social y nacionalidad. Por último, cabe destacar que este tenebroso relato permitió a Alan Garner conseguir la prestigiosa Medalla Carnegie.
El contenido de “Luna de búho” es puramente lírico. El libro de Jane Yolen puede ser una de las mejores introducciones poéticas para los niños, ya que los versos están acompañados de las imágenes de paisajes nevados de John Schoenherr. La historia gira en torno a una niña que es llevada por su padre en medio de la nieve para ver un búho por primera vez. La pequeña protagonista quedará fascinada no sólo por el búho, sino por otras maravillas naturales que irá descubriendo. Es un cuento que resulta muy interesante para despertar la curiosidad por la naturaleza, para venerar las maravillas que nos rodean y para impulsar el respeto por el medio ambiente. También resalta la importancia del amor paternal. Todas estas cualidades lo convirtieron en el ganador de la Medalla Caldecott en 1988. El trasfondo está basado en experiencias propias de la autora en su granja de Nueva Jersey.
La historia de este clásico infantil es muy sencilla: tres pequeñas crías de búho que esperan a su madre en la noche. Estas tres crías (Sarah, Percy y Bill) se encuentran inquietas, y tratan de tranquilizarse entre sí. Al final, en un clima de desasosiego creciente, la madre aparece. Las ilustraciones, que contrastan perfectamente el color claro de los búhos con la oscuridad del paisaje nocturno, también encajan con las figuras retóricas del texto, dotándole de un ritmo especial. A pesar de la sencillez de las situaciones, las diferencias entre éstas se captan perfectamente y es un libro útil para transmitir la angustia infantil frente a ciertos acontecimientos.
Meg es una bruja la cual a menudo no tiene éxito efectuando sus hechizos. En sus aventuras la siguen su rayado gato Mog y un búho. El primer libro de todos muestra cómo Meg y Mog se despiertan en medio de la noche para acudir a una fiesta de Halloween. Vistiéndose y marchándose de forma atropellada, llegan a la fiesta, donde las cosas no van a mejor. En una metedura de pata, y dicendo “Abracadabra”, convierte sin querer al resto de asistentes en ratones, habiéndose de esperar al siguiente Halloween para revertir el efecto del hechizo.
Las aventuras de Meg y Mog son fácilmente reconocibles con sus estirados dibujos en blanco y negro, sobre fondos que destacan. No se usa un texto excesivo, siendo éste más de corte didáctico que poético. Eso sí, en cada página se vislumbra el sentido del humor característico de las historias de Meg, llevadas en ocasiones a la televisión.