Desde su publicación en 1989, “Edu, el pequeño lobo” (“Loulou” en su publicación original) se ha convertido en un clásico inmediato de la literatura infantil francesa y una de las principales referencias de lectura temprana en las escuelas, sobre todo del país galo. Y no es para menos, puesto que este fantástico cuento es legible por niños de cinco años a pesar de introducir reflexiones profundas en torno a la amistad, la muerte, la convivencia, el respeto por los demás y las diferencias irreconciliables. A modo de fábula moderna, esta historia de animales está protagonizada por un lobezno, Edu, y un gazapo, Tom. Ambos se conocen de forma fortuita cuando Edu había salido a cazar con su tío pero éste fallece fortuitamente. Como el inexperto Edu nunca había cazado antes y Tom jamás se había encontrado con un lobo, ambos se hacen muy amigos. No obstante, la naturaleza de cada uno hace acto de aparición, y el conejito Tom sueña que Edu se lo come. Esta manifestación del instinto hace que ambos deban separarse obligatoriamente, a sabiendas de que su amistad puede que sea imposible. Como vemos, la narración tiene detalles magníficos y muy serios de la mano de Grégoire Solotareff. Valores que un niño debe aprender desde bien pronto.
Euclides Jaramillo es considerado toda una institución en Colombia. Sus investigaciones, sus escritos sobre la historia de su país y sus aportaciones literararias son patrimonio. Incluso sus incursiones en los cuentos para niños tienen un componente patrimonial. Los “Cuentos del pícaro Tío Conejo” son una antología de historietas derivadas de la tradición oral de Colombia. Relatos con ciertos dejes de fábula que tienen por protagonista principal a un conejo bromista y socarrón. Uno de los cuentos más famosos que contiene son “Tio Conejo y la zorra muerte”, que reúne todos los elementos de diversión que hace que esta obra sea cumbre en la literatura infantil colombiana. En definitiva, una lectura imprescindible para acercarse a la cultura de América Latina y su folclore oral, ese que llega de abuelos a padres, y de padres a niños, y asegura la prevalencia de una tradición propia.
“El señor Conejo y el hermoso regalo” es un clásico ilustrado por Maurice Sendak y escrito por Charlotte Zolotow. Por ello, contiene los mejores elementos de ambos autores. Por un lado, los dibujos de Sendak dan un aire mágico y especial a la obra, mientras que la trama también resulta absorbente. La protagonista es Charlotte, una niña indecisa ante un regalo que tiene que hacerle a su madre por su cumpleaños. Por suerte el señor Conejo se ofrece a asesorarla. El señor Conejo tiene la forma y el comportamiento de un humano, y evoca la figura responsable en la obra. Charlotte se obsesiona con los colores que le gustan a su madre y las ideas primeras que el señor Conejo le ofrece son surrealistas. Finalmente, Charlotte prepara una colorida cesta de frutas. La historia tiene un argumento circular que atrapará al lector pero sin aburrirlo. Esto lo hace predecible aunque siempre sorprendente. Los paisajes de fondo embellecen el cuento, pues son árboles, césped, riachuelos y demás elementos bucólicos. Este libro se trata de un imprescindible por la calidad de sus creadores y por los detalles reflejados en él.
Otro fabuloso cuento del animador Mo Willems es “Knuffle Bunny: Cuento con moraleja”. Basado en las vivencias del autor con su hija, los protagonistas del cuento son Trixie y su padre. La pequeña Trixie se va con su padre a hacer todo tipo de mandados y se lleva consigo a su conejito de peluche. Trixie acompaña a su padre y de vez en cuando le supone más de un quebradero de cabeza. Al volver a casa, Trixie olvida su peluche en la lavandería, y, como no sabe comunicarse, se pone histérica. La madre al final descifra lo que Trixie quiere decir y recuperan el peluche. Las primeras palabras de Trixie llegan tras recuperar a su amado conejito: “¡Knuffle Bunny!”. El estilo del libro también es muy particular, incluyendo el texto en recuadros verdes al tiempo que las ilustraciones son dibujos sobre fotografías en sepia. Mo Willems fue también aclamado por la crítica en esta ocasión.
“El saco de desaparecer” transforma una historia inicialmente triste en algo totalmente divertido. El relato se centra en el menor de cuatro hermanos, Morris, quien por Navidad sólo recibe un oso de peluche mientras que los demás tienen regalos más jugosos. Además, tampoco es invitado a jugar con sus hermanos. Morris se entristece y se sienta a solas bajo el árbol de Navidad. Entonces descubre un regalo del cual nadie se había percatado, un saco que hace invisible a quien se introduce dentro. Morris lo utiliza para hacer travesuras sin ser castigado, y para usar los juguetes de sus hermanos sin ser visto. El texto muestra la vida cotidiana, y las imágenes juegan con el misterio de no saber dónde se encuentra Morris, al cual se puede descubrir siempre por algún detalle. El desenfado con el que Rosemary Wells trata la historia resulta muy atractivo para los lectores más primerizos.
El relato de “El conejo de terciopelo” es muy sentimental y con ciertos aires de tristeza. Cuenta la historia de un conejo de peluche que es regalado a un niño, pero que pronto se aburre de él y lo deja en segundo plano. Más adelante, cuando pierde sus juguetes y solo puede recurrir al conejo, el niño no se separa de él y el peluche se siente muy dichoso. Además, puede incluso participar con conejos reales, sintiéndose de verdad. Sin embargo, el niño se pone enfermo y el conejo lo consuela, y al recuperarse el médico aconseja quemarlo para evitar infecciones. Al conejo se le escapa una lágrima real. Se trata de una historia adaptada en diferentes medios y que inspira el apego por los peluches tan típico de mitad del siglo XX, y que ha sido imitada por otros tantos relatos.
Nicoletta Costa es una de las más famosas escritoras italianas para niños y Julio el Conejo una de sus más célebres creaciones. Las ilustraciones son una seña de identidad con geometrías sencillas y tonos pastel, las cuales irradian felicidad y bondad. Éste es el primer libro de una serie sobre este famoso conejo, al cual le encantan las zanahorias. El tema principal es el cambio de estaciones a lo largo del año, y como Julio se maravilla ante los cambios que se dan en la naturaleza. Siempre está rodeado de sus mejores amigos: el ratón Tommaso, la oca Caterina y el zorro Walter, entre otros.
Este es un cuento didáctico sobre aprender algo muy específico: quitarse la ropa para ir a darse un baño. Sólo muestra dos personajes, un niño y un conejo. El esquema es muy sencillo, a un lado de la doble página sale el conejo cogiendo la ropa que se quita el niño y al otro salen las prendas que se van acumulando. Por tanto, el conejo se comporta como si fuera el padre y responsable del niño, aunque no es para nada serio, sino que se divierten juntos. Las ilustraciones son características de la escuela sueca, ya que Lena Anderson aprendió de los grandes autores de su país. Posteriormente aparecieron otros libros de la serie del conejito.