“Tras la primera víctima” es una novela de aventuras mezclada con el género de la intriga y lo detectivesco. En una excursión aparentemente tranquila a un campamento en autobús, un grupo terrorista se interpone y acaba secuestrándolo. La responsable del autobús es Kate, una chica de diecisiete años. Los terroristas demandan la liberación de presos compañeros y la disolución de una unidad antiterrorista, además de dinero, por supuesto, a cambio de todos los niños. La situación se torna complicada, y se dan momentos verdaderamente dramáticos. El relato presta especial atención a la relación entre Kate y uno de los secuestradores, Miro, la cual se estrecha aumentando la tensión por los deberes que cada uno tiene que cumplir. Robert Cormier humaniza a los secuestradores, dotando de realismo a la historia. Y es que, probablemente, “Tras la primera víctima” sea una de las pocas novelas para jóvenes que describan la psicología del delicuente y del terrorista.
No son muchas las novelas infantiles o adolescentes que generan polémica. “La excursión a Hanging Rock” es una de las que sí, tanto por su temática como por los acontecimientos que la rodearon. La historia se centra en Australia en el año 1900, y las protagonistas son las alumnas del Appleyard College, quienes realizan una excursión a Hanging Rock el día de San Valentín. La atmósfera es en todo momento inquietante y genera un aura de aprensión que no desaparece en ningún momento del relato. Además, los acontecimientos que se suceden no dejan de aumentar la tensión: varias alumnas y una profesora desaparecen para siempre; algunos relojes se detienen; y una alumna enloquece. Las consecuencias para la escuela y la familia son nefastas. La intriga es magistralmente mantenida por Joan Lindsay, quien fue criticada por el misterio sin resolver de la novela. Finalmente, tras fallecer, un epílogo fue publicado y se ofreció una solución a la historia, aunque la novela se sigue considerando un clásico de la literatura oscura para adolescentes.
Este libro, publicado en 1989, está escrito por el poeta Michael Rosen e ilustrado por Helen Oxenbury. El argumento está inspirado en una canción infantil que trata sobre una familia que realiza una excursión por el campo y ha de volverse a casa cuando se encuentran con un oso. El ritmo que muestra gusta mucho a los niños, que también se divierten con las diferentes onomatopeyas que van saliendo a medida que aparecen obstáculos, y luego las imitan. A pesar de las dificultades que pueden presentarse a la familia protagonista, todos hacen una piña en los peores momentos. Al final se muestra que el oso estaba triste porque quería jugar con ellos, no siendo tan fiero como se esperaba.