Hay numerosos cuentos para niños destinados a que éstos aparten sus miedos y logren dormirse. Muchas veces, la clave para ayudar a vencer estos miedos irracionales está en los propios padres. Con un poco de imaginación y ganas es posible ayudar al niño a que concilie el sueño. Ésta es la premisa de “De verdad que no podía”, de Gabriela Keselman. Esta autora argentina utiliza un argumento rutinario y lo envuelve de misticismo e incluso magia. Marc es un niño que tiene miedo y no se puede dormir, como sucede a menudo entre los más pequeños. Lo que hace especial a la historia es cómo la madre aborda la situación, exagerando la fantasía que hay detrás de cada vez que el niño tiene miedo para que éste deje de temer. El texto de Keselman, sencillo y rico en juegos de palabras, es aderezado con las ilustraciones de Noemí Villamuz, excelentes en cuanto a expresividad y que derrochan sentido del humor. Este libro es una lección tanto para los niños como para los padres, ya que les ayudará a saber resolver esta situación tan embarazosa.
Aunque los protagonistas de la historia creada por Martin Waddell y Barbara Firth son osos, perfectamente podrían ser personas, pues se muestra una relación padre-hijo conmovedora. El osito no puede dormir porque tiene mucho miedo a la oscuridad de la cueva en la que se refugian. Papá oso intenta tranquilizarlo trayendo cada vez candiles y luces que aportan más iluminación, pero el osito sigue teniendo miedo. El padre se desvela por hacer a su hijo sentirse protegido y no desespera en ningún momento. Cuando parece que no hay solución, ambos deciden salir juntos de la cueva, y el padre le dice que para iluminarle le ha traído la luna, hermosa en ese momento. Además de la relación entre un padre y su hijo, uno de los temas más interesantes tratados en “¿No duermes, osito?” es cómo los niños confían ciegamente en los adultos, especialmente en sus padres, y la importancia durante la infancia de sentirse correspondido y protegido en este sentido. Por tanto, también tiene un mensaje moral para los padres.
Los libros para niños que tratan miedos de la infancia suelen ser bastante apreciados por los padres, ya que los ayudan a educar a su hijo y facilita la tarea de mostrar que esos temores son infundados. Ayudan a tranquilizarlos. Esto es lo que pretende el australiano Terry Denton con su fabuloso “Félix y Alejandro”. El tema principal es el miedo a la oscuridad. Alejandro es un niño que suele pasear cada tarde por el vecindario. Félix es su perro de juguete. Un día, cuando comienza a atardecer, Félix se preocupa porque Alejandro no ha vuelto a casa. Ahí es cuando comienza el valor de este cuento, pues Félix se lanza a la aventura en busca de su compañero. El paseo de Félix es cada vez más angustioso porque la luz del sol se desvanece, y las sombras se hacen largas. El autor sabe captar el temor a la oscuridad dotando de formas a las sombras de las casas, jugando con la luz en cada ilustración. Aunque el cuento cada vez se torna más oscuro, el final es totalmente reconfortante, y es lo que permite que el niño aprenda la moraleja de ser valiente y no asustarse en la oscuridad.