“Buen perro, Carl” es un cuento que destaca por la maestría de sus ilustraciones. De hecho, se puede seguir perfectamente la historia a pesar de no tener casi texto (doce palabras en total). Puede parecer un argumento rebelde, el cual hay que leer sin ideas preconcebidas. En él, la madre, que se va a comprar, deja al bebé al cuidado de Carl, un perro rottweiler. Entonces ambos, perro y bebé, aprovechan para cometer travesuras, estando Carl siempre atento de que no le suceda nada malo. Antes de que vuelva la madre, el perro se encarga de ponerlo todo en orden, y cuando ésta retorna, le dice la frase que da título al libro. Es el primero de una serie de títulos.